La reciente muerte de la jueza Vivian Polanía Franco ha conmocionado a la sociedad colombiana, revelando no solo un trágico destino, sino también un contexto de hostigamiento que marcó su vida laboral. Polanía, conocida por su firmeza en el estrado, fue víctima de críticas y persecuciones que culminaron en su fallecimiento en su residencia en Cúcuta.
Como jueza de control de garantías, Polanía enfrentó diversas adversidades. Uno de los incidentes más notorios fue el acoso que sufrió tras la difusión de un video en el que se la veía bailando. Esta exposición pública provocó reacciones adversas que no solo impactaron su carrera, sino que también pusieron en riesgo su vida.
Un perfil de la jueza Vivian Polanía
Vivian Polanía no era solo una funcionaria judicial; su trayectoria profesional refleja una mujer multifacética. Nacida en Cúcuta, se graduó en Derecho y se especializó en Derecho Constitucional. Su carrera comenzó a los 18 años, trabajando en centros de resocialización de menores en Bogotá, marcando así un compromiso con la justicia y la rehabilitación.
Una vida dedicada al servicio público
Tras obtener su título, Polanía se unió al Tribunal Superior de Bogotá, contribuyendo en la sala penal. Más tarde, fue promovida a un juzgado en la capital, donde se destacó por su dedicación. En 2025, tomó la decisión de mudarse a Cúcuta, donde continuó su labor durante más de seis años, convirtiéndose en una figura respetada en el ámbito judicial.
Además de su carrera, Polanía compartió su vida personal a través de redes sociales, buscando mostrar una faceta diferente a la estricta imagen del juez. Aunque su actividad en plataformas digitales generó controversia, ella defendió su derecho a expresarse fuera del ámbito laboral, argumentando que esto no interfería con su deber judicial.
Las circunstancias de su fallecimiento
La noche antes de su muerte, el escolta de Polanía recibió una señal preocupante: ella no respondía a sus llamadas. Este hecho encendió las alarmas sobre su seguridad. Las autoridades iniciaron una investigación para esclarecer las causas de su trágico deceso, pero el contexto de acoso que había denunciado previamente se convirtió en un punto focal de análisis.
En los últimos meses, la jueza había experimentado cambios significativos en su vida, incluyendo su reciente maternidad. Este nuevo capítulo contrastaba con el ambiente hostil que había enfrentado en su entorno laboral. Sus colegas la recordarán no solo como una funcionaria firme e íntegra, sino también como una mujer que luchó por su individualidad y derechos.
Reacciones y reflexiones
La muerte de Vivian Polanía ha suscitado un debate más amplio sobre la violencia de género y el acoso que enfrentan las mujeres en el ámbito judicial. Muchos de sus colegas han expresado su consternación y han pedido que se implementen medidas para proteger a las funcionarias que atraviesan situaciones similares. La lucha por un ambiente laboral seguro y libre de acoso es una necesidad urgente que debe ser atendida.
El legado de Polanía no solo reside en su labor judicial, sino también en la luz que su historia arroja sobre la necesidad de erradicar el acoso y la violencia contra las mujeres. Su vida y su trágico final son un recordatorio de la lucha constante que enfrentan muchas mujeres en posiciones de poder y la importancia de apoyar a quienes se atreven a alzar la voz.



