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La historia de Sérgio Muniz Oliva Filho es un testimonio de cómo la pasión por las matemáticas puede transformar vidas y comunidades. Desde su infancia, fue influenciado por su tío, Waldyr Muniz Oliva, quien fue rector de la USP y un ferviente defensor de la educación.
Esta conexión familiar no solo inspiró a Sérgio a seguir una carrera en matemáticas, sino que también lo llevó a convertirse en un pilar en la enseñanza y la investigación en Brasil.
Un camino académico brillante
Desde sus inicios como profesor en el Instituto de Matemática y Estadística (IME) de la USP, Sérgio mostró un compromiso inquebrantable con la educación.
A pesar de ser casi de la misma edad que sus estudiantes, logró establecer una conexión única con ellos. Su doctorado en sistemas de reacción-difusión, realizado en el Instituto de Tecnología de Georgia, no solo lo equipó con conocimientos avanzados, sino que también le permitió colaborar en proyectos innovadores, como el desarrollo de un modelo matemático para resolver problemas en la ingeniería de helicópteros.
Más allá de las aulas
La vida de Sérgio no se limitó a las matemáticas. Era un escoteiro apasionado y un gran amigo. Su habilidad para escuchar y ofrecer apoyo emocional fue fundamental en la vida de muchos de sus alumnos.
Stephanie Blum, una de sus ex-alumnas, recuerda cómo su orientación la ayudó a superar momentos difíciles, destacando la importancia de su empatía y dedicación. Además, su amor por la cocina y las caminatas con su esposa, Mariana, reflejaba su deseo de disfrutar de la vida y compartir momentos significativos con quienes amaba.
Un legado perdurable
El impacto de Sérgio en la USP y en la comunidad académica es innegable. Participó en la creación de un bachillerato nocturno en matemáticas aplicadas y fue clave en la expansión de los servicios de transporte en la Ciudad Universitaria. Su habilidad para mediar y resolver conflictos lo convirtió en un líder natural, y su legado continúa vivo a través de las vidas que tocó. Tras su fallecimiento el 12 de marzo, a los 59 años, diversas instituciones, incluida la SBM y la SBMAC, rindieron homenaje a su memoria, reflejando el profundo respeto que se ganó a lo largo de su carrera.
