El Sistema Cutzamala es un pilar clave para el suministro de agua en el Valle de México, y su reciente aumento en niveles de almacenamiento ha abierto la puerta a un debate candente sobre cómo gestionar este recurso vital de manera sostenible. Con una recuperación al 70.7% de su capacidad, surge una pregunta inquietante: ¿es suficiente para garantizar un suministro a largo plazo o simplemente estamos posponiendo el inevitable problema de la escasez?
Desmenuzando los números del Cutzamala
Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el Sistema Cutzamala ha alcanzado su nivel más alto de almacenamiento desde 2020, gracias a las intensas lluvias de verano. Pero, ¿realmente deberíamos celebrar? Este sistema, que se considera una de las infraestructuras hídricas más grandes de México, consta de una extensa red de canales, tuberías, túneles, presas y plantas de tratamiento. A pesar de estos avances, los datos revelan que los niveles de agua aún están por debajo del promedio histórico. En mayo de este año, el sistema había caído a un alarmante 48.9%, lo que llevó a cortes de servicio en varias áreas del Valle.
La capacidad de embalses clave como el Valle de Bravo, El Bosque y Villa Victoria ha aumentado un 27% en comparación con el año anterior. Sin embargo, esto no debe llevarnos a la complacencia. La realidad es que, aunque los niveles han subido, la lluvia esperada en los próximos meses podría no ser suficiente para mantener esta situación, lo que podría desencadenar una nueva crisis hídrica.
Lecciones de éxitos y fracasos en la gestión del agua
La experiencia nos ha enseñado que gestionar el agua en regiones propensas a la sequía es un verdadero desafío. He visto demasiadas iniciativas fracasar por no considerar la sostenibilidad en sus planes a largo plazo. Un ejemplo claro es el de la presa de Villa Victoria, que, a pesar de contar con un 63% de su capacidad, ha enfrentado problemas de mantenimiento y gestión que han puesto en entredicho su eficiencia. Este tipo de lecciones son cruciales para quienes están a cargo de la gestión del agua, que deben adoptar un enfoque más proactivo y fundamentado en datos.
La recuperación de los niveles de agua puede dar la impresión de que todo está bajo control, pero la verdad es que la planificación debe ser un proceso continuo y adaptable. La combinación de una gestión adecuada y prácticas sostenibles es clave para evitar que los niveles de agua caigan nuevamente. La falta de previsión puede llevar a cortes de agua y a una crisis que podría haberse evitado.
Consejos para una gestión hídrica efectiva
Como profesionales en el ámbito de la gestión de recursos, es fundamental adoptar un enfoque basado en datos y mantener un escepticismo saludable ante las soluciones rápidas que prometen resolver problemas complejos. La clave está en entender el churn rate del agua, es decir, cómo se pierde y se recupera este recurso en el ciclo hídrico. Además, es esencial calcular el Customer Acquisition Cost (CAC) y el Lifetime Value (LTV) del agua, para asegurarnos de que los esfuerzos para conservar este recurso sean financieramente sostenibles.
En resumen, la situación del Sistema Cutzamala es un recordatorio de que, aunque los niveles de agua han mejorado, la gestión del agua debe ser un esfuerzo constante y adaptable. Las lecciones aprendidas de fracasos pasados deben guiarnos en las decisiones futuras para garantizar que el agua siga siendo un recurso accesible y sostenible para las generaciones venideras.