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Un engaño devastador
En un giro de eventos que parece sacado de una película, Laura McPherson, una madre de 35 años, logró engañar a su pareja, Jon Leonard, durante más de cinco años, haciéndole creer que padecía múltiples tipos de cáncer. La historia, que ha dejado a muchos boquiabiertos, revela cómo la manipulación emocional puede llevar a situaciones extremas. McPherson, quien fingió tener cáncer de mama, intestino, colon, ovario y cuello uterino, recaudó más de 32.000 dólares de su pareja, alegando que necesitaba dinero para tratamientos médicos privados.
La construcción de una mentira
Desde marzo de 2017 hasta enero de 2022, McPherson utilizó su supuesta enfermedad como una herramienta para obtener dinero. Según informes, incluso llegó a simular fotografías de ella recibiendo quimioterapia, lo que convenció a Leonard de la veracidad de su historia. Sin embargo, la realidad era muy diferente: el dinero que obtuvo no fue destinado a tratamientos médicos, sino a cirugías estéticas y tratamientos de bienestar en el extranjero. Esta situación no solo afectó a Leonard, sino también a su hija, quien, a sus 12 años, vivió angustiada por la supuesta enfermedad de su madre.
El descubrimiento de la verdad
La verdad salió a la luz cuando Leonard comenzó a investigar por su cuenta. Tras dejar a McPherson en el hospital, descubrió que ella había tomado un taxi a una ubicación distante y que, en lugar de recibir tratamiento para el cáncer, había estado sometiéndose a una cirugía de aumento de senos. Este descubrimiento fue devastador para Leonard, quien había estado convencido de que estaba apoyando a su pareja en un momento crítico de su vida. El impacto emocional fue tan profundo que Leonard expresó que había quedado con cicatrices emocionales que le dificultarían confiar en las personas nuevamente.
Las repercusiones legales
El caso de McPherson no solo ha sido un escándalo emocional, sino que también ha tenido consecuencias legales. En una audiencia, el juez Jonathan Straw calificó a McPherson de «mentirosa, malvada y tortuosa», destacando la crueldad de sus acciones hacia quienes la amaban. Finalmente, se le impuso una condena condicional de dos años, con la obligación de reportarse mensualmente ante la justicia y usar una tobillera electrónica. Si no cumple con estas condiciones, podría enfrentar una pena de cárcel.