Table of Contents
Un caso de injusticia prolongada
La historia de Kasibba es un recordatorio escalofriante de cómo el sistema de salud mental puede fallar a las personas más vulnerables. Desde los siete años, esta mujer, originaria de Sierra Leona, fue recluida en un hospital psiquiátrico en Inglaterra, donde pasó 45 años de su vida.
A pesar de no tener un trastorno mental, fue mantenida en condiciones de aislamiento, lo que plantea serias preguntas sobre la ética y la eficacia del tratamiento en instituciones de salud mental.
La lucha por la libertad
La psicóloga clínica Patsie Staite fue una de las primeras en cuestionar la situación de Kasibba.
Al descubrir que había estado confinada durante más de 23 horas al día, Staite se comprometió a ayudarla. Después de un arduo trabajo de investigación y documentación, logró demostrar que Kasibba no era peligrosa y que merecía vivir en la comunidad.
Este proceso tomó casi una década, pero finalmente, en 2022, Kasibba fue liberada, lo que marcó un hito en su vida y un triunfo para quienes luchan por los derechos de las personas con discapacidad.
El impacto del sistema de salud mental
A pesar de la liberación de Kasibba, su historia no es un caso aislado. Más de 2,000 personas con autismo y dificultades de aprendizaje siguen siendo internadas en hospitales psiquiátricos en Inglaterra. Las reformas en la Ley de Salud Mental son necesarias para evitar que situaciones como la de Kasibba se repitan.
El gobierno británico ha prometido cambios, pero muchos activistas consideran que las medidas son insuficientes. La falta de apoyo adecuado en la comunidad sigue siendo un obstáculo para la reintegración de personas que, como Kasibba, han sido víctimas de un sistema que prioriza la reclusión sobre el cuidado y la inclusión.
