Su historia conmovió al mundo entero cuando la foto que lo mostraban delgado, con gusanos en el estómago y en mal estado de salud hicieron su aparición en las redes sociales. El pequeño Hope sólo tenía tres años cuando fue rescatado en Nigeria por la cooperante danesa Anja Ringgren Lovén, ahora es otra persona.
La historia de Hope dio la vuelta al mundo: tras cinco años de la foto desnutrida y enferma, ahora es otra persona
El niño llevaba ocho meses vagando sin ropa, agotado y a punto de morir si nadie lo rescataba. Tras ser rescatado por los voluntarios de la Fundación para la Educación y el Desarrollo de la Ayuda a los Niños Africanos, fue la propia Anja, que le llevó agua por primera vez tras verlo caminar sin rumbo, quien lo adoptó y se hizo cargo de él.
La historia del pequeño Hope saltó a los titulares en 2016, y a lo largo de los años la voluntaria ha seguido publicando fotos y contando la historia del niño, abandonado por su familia porque se le acusaba de ser el hijo del diablo, quizá porque padecía hipospadias, una malformación congénita de la uretra y el pene. Había vagado solo, desesperado, durante al menos ocho meses, alimentándose de lo que encontraba en la calle. Y gracias a Anja, encontró un hogar, el amor de una madre y una familia.
Anja ha seguido informando sobre los progresos de la niña, y ahora aquí tenemos una foto muy conmovedora de Hope posando sonriente: «Hope, Hope, Hope oh qué rápido creces. Hace un momento todos te llevábamos en brazos, te protegíamos de todo mal. Hoy lees y escribes, aprendiendo lo que está bien y lo que está mal. Eres sabio y lleno de encanto, oh por favor nunca dejes de sentirte cómodo en mis brazos. A menudo me pregunto qué pasa por tu cabeza, el miedo es la emoción más antigua y fuerte de la humanidad. Oh, cómo me preocupo, los niños crecen rápido», escribió Loven acompañando la instantánea de una sonriente Hope.
«Hoy Hope es un niño muy fuerte y sano, con una autoestima increíble. Es muy inteligente y le encanta ir a la escuela. Está muy interesado en la vida. Quiere aprender algo nuevo cada día. Lo veo creando juegos y juguetes de la nada. – dijo Anja – Tiene una imaginación muy creativa. Es muy valiente. No tiene miedo de nada. Puedo decir sin ninguna duda que no se parece ni física ni mentalmente a aquel niño que encontramos hace años. Ese día es ahora un recuerdo lejano.
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