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La realidad del mercado laboral para la generación Z
La generación Z, compuesta por aquellos nacidos entre 19, se encuentra en una encrucijada económica. Con muchos de sus miembros ingresando al mercado laboral durante la pandemia, han tenido que lidiar con un entorno de contratación baja y desempleo creciente.
Este fenómeno ha creado una sensación de incertidumbre y desconfianza en su futuro profesional.
Desempleo y oportunidades limitadas
Las estadísticas son alarmantes: la tasa de desempleo para los jóvenes de 20 a 24 años ha aumentado a un 8,3%, lo que representa un incremento significativo en comparación con otros grupos de edad.
Este aumento es siete veces mayor que el experimentado por los trabajadores de 25 a 54 años. La situación es aún más preocupante si consideramos que, históricamente, un aumento en el desempleo juvenil ha sido un indicador de recesión económica.
Impacto de la inteligencia artificial en el empleo
La llegada de la inteligencia artificial ha añadido otra capa de complejidad al panorama laboral. Muchos empleos de nivel inicial, que tradicionalmente han sido la puerta de entrada para los jóvenes, están en riesgo debido a la automatización.
Según estudios recientes, las tareas que suelen realizar estos trabajadores son las más susceptibles a ser reemplazadas por la IA, lo que genera aún más ansiedad entre la generación Z.
Desafíos económicos y de vida
Además de las dificultades en el empleo, los jóvenes enfrentan un aumento en el costo de vida.
Las deudas de tarjetas de crédito han aumentado un 26% en comparación con hace una década, y la edad promedio para comprar una casa ha subido a 38 años. Esto ha llevado a muchos a adoptar una mentalidad de vivir el presente, priorizando experiencias sobre ahorros, ya que el futuro parece incierto.
La búsqueda de soluciones
Para que la generación Z pueda prosperar, es crucial que se implementen políticas que fomenten el crecimiento económico. La falta de acción por parte del gobierno y del banco central podría perpetuar la situación actual, dejando a estos jóvenes atrapados en un ciclo de incertidumbre. La confianza en la economía está en declive, y es fundamental que se tomen medidas para revertir esta tendencia.