Un viaje a través del tiempo
La fábrica Santa Isabel, ubicada en Córdoba, Argentina, celebra un hito impresionante: 70 años de producción ininterrumpida. Desde su inauguración en 1955, esta planta ha sido testigo de la evolución de la industria automotriz en el país, produciendo más de 3,5 millones de vehículos a lo largo de su historia. Conocida por ser la segunda planta activa más antigua de Argentina, Santa Isabel ha dejado una huella imborrable en la memoria colectiva de los argentinos, gracias a modelos icónicos como el Torino y la IKA Estanciera.
Innovación y modernización constante
A lo largo de las décadas, la fábrica ha sabido adaptarse a los cambios del mercado y a las nuevas tecnologías. En los años 90, con la llegada del Clio, se inició un proceso de transformación que llevó a la modernización de sus instalaciones. Hoy en día, la planta cuenta con más de 120 robots y tecnologías de industria 4.0, lo que le permite producir más de 400 vehículos al día, incluyendo modelos como el Sandero y la Nissan Frontier. Esta evolución no solo ha mejorado la eficiencia, sino que también ha posicionado a Santa Isabel como un referente en la producción automotriz en la región.
Un legado de inclusión y diversidad
La fábrica no solo ha sido un símbolo de innovación, sino también de inclusión. Desde 2017, se ha promovido la participación de mujeres en la producción, alcanzando un 21% de la fuerza laboral. Este cambio no solo refleja un compromiso con la diversidad, sino que también enriquece el ambiente laboral y la cultura organizacional. La historia de Santa Isabel es, por lo tanto, un testimonio de cómo la industria puede evolucionar y adaptarse a los tiempos, manteniendo su esencia y legado.
Mirando hacia el futuro
Con planes de industrializar una nueva pickup de media tonelada para 2026, la fábrica Santa Isabel sigue mirando hacia el futuro. La combinación de tradición e innovación es clave para su éxito continuo. A medida que la industria automotriz enfrenta desafíos globales, Santa Isabel se posiciona como un ejemplo de resiliencia y adaptabilidad. Con un equipo de alrededor de 2.200 colaboradores, la planta no solo es un motor económico para la región, sino también un símbolo de la capacidad argentina para crear y producir vehículos de calidad.



