La reciente victoria electoral de Javier Milei ha generado un cambio significativo en el panorama político argentino. Este triunfo ha llevado al presidente a iniciar conversaciones con otros líderes para implementar un conjunto de reformas económicas que prometen transformar el país. Con una economía estancada y desafíos financieros persistentes, Milei se enfrenta a la tarea de revitalizar el entorno económico mientras busca consolidar su proyecto político.
Reformas en el horizonte
Una de las primeras iniciativas de Milei será negociar su primer presupuesto desde que asumió el cargo, después de haber enfrentado dos rechazos previos. Este presupuesto se ha pospuesto hasta diciembre, cuando se espera que su posición en el Congreso sea más sólida. Con el respaldo de su coalición La Libertad Avanza y su aliado, el partido PRO, Milei anticipa contar con aproximadamente 107 escaños en la Cámara de Diputados y 24 en el Senado a partir del 10 de diciembre.
Un congreso reformista
Milei ha declarado que esta nueva legislatura será “la más reformista en la historia de Argentina”. Ya ha comenzado a invitar a gobernadores y otros actores políticos a dialogar sobre sus planes para reformas de segunda generación, que se implementarían en 2026. A pesar de su estilo combativo en el pasado, el presidente parece adoptar un enfoque más conciliador para avanzar en su agenda.
Modificaciones fiscales y laborales
La reforma tributaria será prioridad para Milei, quien ha criticado el actual sistema impositivo como un laberinto complejo. Ha descrito los impuestos como “robo” y ha elogiado a quienes encuentran maneras de proteger su dinero en cuentas offshore. Su objetivo es integrar a más trabajadores en la economía formal, lo que implica reducir los impuestos a la nómina para fomentar la contratación.
El presidente propone eliminar hasta 20 impuestos, así como reducir las tasas y ampliar la base tributaria, para que la evasión fiscal no sea una opción viable. En una entrevista, afirmó que este nuevo esquema tributario podría propiciar una “expansión del sector privado” y facilitar la modernización laboral.
Cambios en las leyes laborales
En cuanto al código laboral, Milei sostiene que es obsoleto y necesita una revisión urgente. La legislación actual, según su criterio, está creando un entorno de informalidad laboral. Con una tasa de desempleo del 7.9% y un 40% de la fuerza laboral en la informalidad, el presidente propone hacer más flexibles las jornadas laborales, permitiendo que se trabajen hasta 12 horas diarias y que parte de los salarios se pague en vales de alimentación.
Además, busca terminar con lo que él denomina “la industria de litigios laborales”, estableciendo un sistema de indemnización fija. El Ministerio de Trabajo también ha propuesto que se negocien acuerdos salariales a nivel de empresa en lugar de depender de sindicatos, lo que, según Milei, beneficiaría tanto a empleadores como a empleados.
Reforma del sistema de pensiones
Dentro de su visión de reformas, Milei también ha mencionado la necesidad de reformar el sistema de pensiones, aunque ha sido vago en los detalles, indicando que esta será la última de sus prioridades. La resistencia ha provenido de grupos de jubilados que han protestado semanalmente, enfrentándose a la represión policial. Según el IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal), se estima que las pensiones representarán el 46% del gasto estatal en 2026.
Construyendo consensos
A pesar de su enfoque tradicionalmente agresivo, Milei ha manifestado su disposición a negociar con otros partidos para aprobar legislación. Martín Rapallini, presidente de la Unión Industrial Argentina, ha señalado que existe un consenso entre el sector empresarial sobre la necesidad de abordar las reformas estructurales, especialmente la tributaria y la laboral. Sin embargo, algunos analistas advierten que la luna de miel electoral de Milei podría no durar mucho si las reformas impactan negativamente en las pensiones y derechos laborales, lo que podría llevar a protestas sociales más intensas.
El éxito de Milei dependerá de su capacidad para construir consensos en un entorno político fragmentado y de restaurar la actividad económica, un desafío que permanece incierto.



