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Un nuevo enfoque en la seguridad pública
En un contexto de creciente violencia en varias ciudades del estado de Río de Janeiro, el alcalde Eduardo Paes ha presentado un ambicioso proyecto para crear una Fuerza de Seguridad Municipal.
Este anuncio, realizado ante la Cámara Municipal, ha generado un intenso debate sobre la efectividad y la necesidad de esta nueva fuerza. Paes ha mencionado localidades como Macaé, Itaperuna y Angra dos Reis, donde la violencia ha aumentado, como parte de su justificación para esta iniciativa.
El discurso de Paes, que incluyó un eslogan de campaña que aboga por un «Río libre de bandidos», refleja una estrategia política que busca conectar con los votantes preocupados por la seguridad. Sin embargo, su enfoque ha sido criticado por algunos analistas que sugieren que esta retórica puede ser más una táctica electoral que una solución real a los problemas de seguridad.
Retórica y estrategia política
La estrategia de Paes parece estar diseñada para atraer tanto a los votantes de izquierda como a los conservadores, especialmente en un estado donde el ex-presidente Jair Bolsonaro tuvo un fuerte apoyo en las elecciones de 2022.
Al criticar al actual gobernador Cláudio Castro y al mismo tiempo hacer guiños a los electores bolsonaristas, Paes intenta posicionarse como un líder fuerte en un tema que preocupa a muchos ciudadanos.
Sin embargo, la creación de esta fuerza municipal ha suscitado dudas sobre su efectividad.
Críticos como la directora adjunta de Justicia Global, Daniela Fichino, han señalado que la necesidad de una nueva fuerza armada es cuestionable, dado que los índices de criminalidad en la ciudad han mostrado variaciones a lo largo de los años. De hecho, datos del Instituto de Seguridad Pública indican que, aunque los robos de calle han aumentado, el número total de delitos registrados es menor que en años anteriores.
Desafíos y críticas a la propuesta
La propuesta de Paes también ha encontrado resistencia dentro de su propio campo político. Algunos aliados de Bolsonaro han expresado su descontento con ciertas regulaciones, como la prohibición del porte de armas fuera de servicio para los nuevos agentes. Además, la falta de inclusión de cámaras corporales en el proyecto ha sido un punto de controversia, lo que refleja la complejidad de equilibrar las demandas de diferentes grupos políticos.
En este contexto, la figura de Paes se presenta como un líder que navega entre la presión de los votantes y las críticas de sus opositores. A medida que se acercan las elecciones de 2026, su capacidad para manejar estas tensiones será crucial. La seguridad pública se ha convertido en un tema central en la agenda política, y la forma en que Paes aborde este desafío podría definir su futuro político.