La energía en Brasil se encuentra en un momento crucial, marcado por el retraso en la realización de un leilão (subasta) que tiene como objetivo contratar termelétricas e hidrelétricas para asegurar el suministro en los momentos de mayor demanda. Este contratiempo se presenta como una mala noticia para el impulso de fuentes de energía renovables como la eólica y solar fotovoltaica, que han enfrentado recortes de generación en los últimos años, a pesar de contar con recursos naturales abundantes como el viento y la luz solar.
El impacto del retraso del leilão
El leilão de reserva de capacidad, conocido como LRCAP, fue suspendido a principios de abril debido a cuestionamientos legales por parte de los participantes. El Ministerio de Minas y Energía (MME) se comprometió a reiniciar la subasta con la esperanza de llevarla a cabo en 2025, pero hasta ahora no se han visto avances significativos. Esta subasta es fundamental para contratar la disponibilidad de plantas de energía que puedan generar electricidad bajo demanda, especialmente en momentos críticos donde la generación renovable puede no ser suficiente.
La flexibilidad en la generación de energía es esencial en Brasil, donde las fuentes eólicas y solares son intermitentes. Estas dependen de las condiciones climáticas y, por lo tanto, no pueden garantizar producción continua. En contraste, las plantas térmicas e hidrelétricas ofrecen una capacidad despachable, lo que significa que pueden iniciar la producción de energía en el momento que el Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS) lo requiera. A medida que aumenta la generación de energías renovables, también se incrementa la necesidad de garantizar la estabilidad del sistema eléctrico.
Desafíos en la infraestructura y generación
La Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel) señala que en 2024, la matriz eléctrica brasileña experimentará una expansión de 10,9 GW, de los cuales el 91% proviene de fuentes eólicas y solares. Sin embargo, la infraestructura de transmisión no ha crecido al mismo ritmo, lo que ha llevado a situaciones de curtailment, donde se deben reducir las generación de fuentes renovables debido a un exceso de producción.
Esto crea un dilema, ya que muchas de las plantas térmicas disponibles son inflexibles y requieren más tiempo para entrar en funcionamiento. En consecuencia, el ONS a veces se ve obligado a priorizar la generación de plantas térmicas más costosas y contaminantes, en lugar de aprovechar la energía más limpia y económica de las fuentes renovables. Esta situación resalta la necesidad de recursos flexibles que puedan adaptarse a las demandas cambiantes del sistema eléctrico.
La importancia de la flexibilidad en la generación
La flexibilidad se ha convertido en un elemento vital para el sistema energético brasileño, especialmente durante las horas pico de demanda, que se concentran entre las 15:00 y las 22:00. A medida que la generación solar aumenta, también lo hace la necesidad de contar con fuentes de energía que puedan responder rápidamente a las fluctuaciones de la demanda. La capacidad de las plantas térmicas y las hidrológicas para ajustarse casi instantáneamente a las necesidades del sistema eléctrico es crucial para mantener la estabilidad.
Además, la interconexión del Sistema Interligado Nacional permite que la energía fluya entre diferentes regiones, lo que ayuda a mitigar los problemas durante períodos de escasez en ciertas áreas. Sin embargo, la creciente demanda de energía y la falta de inversión en infraestructura adecuada pueden llevar a situaciones críticas si no se toman medidas para mejorar la capacidad de generación y distribución.
El futuro de la energía en Brasil
La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro del suministro energético en Brasil. Con proyecciones que indican una necesidad de 5,5 GW adicionales de potencia para 2028, la importancia de llevar a cabo un nuevo leilão se vuelve cada vez más urgente. Marisete Pereira, presidenta de la Asociación Brasileña de Empresas Geradoras de Energía Eléctrica (Abrage), subraya que las plantas hidroeléctricas podrían aportar al menos 5 GW de potencia en los próximos años, gracias a la modernización de las infraestructuras existentes.
Sin embargo, el cancelo del LRCAP y los retrasos en la apertura de consultas públicas han generado preocupaciones sobre si Brasil estará preparado para enfrentar sus necesidades energéticas. Sin una acción rápida y decisiva, el país podría enfrentar apagones o déficits de energía en un futuro próximo, lo que afectaría a miles de hogares y negocios.
Con el crecimiento constante de la demanda de energía, es esencial que Brasil encuentre un equilibrio entre el desarrollo de fuentes renovables y la necesidad de mantener un suministro confiable. La clave está en adoptar soluciones innovadoras que permitan integrar eficientemente las energías renovables en el sistema eléctrico, garantizando así un futuro energético sostenible.