La emocionante historia de la familia Romay y su conexión con el musical Billy Elliot en Argentina

En una época en la que la televisión abierta dominaba el panorama mediático argentino, el Canal 9, conocido como el canal de la palomita, se convirtió en un símbolo bajo la dirección de Alejandro Romay. Este icónico canal, ubicado en el Pasaje Gelly 3378, fue el hogar de programas memorables como Feliz domingo para la juventud. Entre los espectadores que disfrutaban del programa, Diego Romay, uno de los hijos de Alejandro, vivió su propia experiencia como participante durante su adolescencia.

Diego, mientras cursaba en el colegio Dorrego, participó junto a sus compañeros en este programa que ofrecía la oportunidad de viajar a Bariloche. Aunque competía con otros concursantes, su condición de hijo de Romay le otorgaba ciertas ventajas, permitiéndole acceder a repescas que beneficiaban a su colegio. Así, creó un recuerdo imborrable de su infancia en el mundo del espectáculo.

La nueva etapa de la familia Romay

Diego Romay, a sus 52 años, enfrenta un nuevo reto como productor del esperado musical Billy Elliot, que se estrenará en mayo del próximo año en el Teatro Ópera. Este proyecto no solo es significativo por su contenido artístico, sino que también representa un hito en la historia familiar, ya que es la primera vez que Diego se une a su hermano Omar para producir un espectáculo. Juntos, buscan rendir homenaje a su padre, Alejandro Romay, quien dejó una huella imborrable en la televisión y el teatro argentino.

El legado de Alejandro Romay

Alejandro Argentino Saúl Ben Mahor, conocido artísticamente como Alejandro Romay, se destacó no solo como pionero de la televisión, sino también como un innovador en el medio. Su decisión de cambiar su apellido fue una acción intencionada, destinada a forjar su propia identidad artística. Diego, un experto en la trayectoria de Romay, señala que este cambio simbolizó su voluntad de construir una marca personal y distanciarse de su legado familiar.

Este movimiento no solo transformó su carrera, sino que también dejó una huella en la vida de sus hijos, quienes han optado por seguir su camino en diversas áreas del espectáculo. Así, la influencia de Romay se extiende más allá de su propia historia, impactando a las nuevas generaciones en la industria del entretenimiento.

La familia Romay está formada por cuatro hermanos, cada uno con una trayectoria única en el mundo del entretenimiento. Mirta, la mayor, destaca como psicóloga y es la fundadora de Teatrix, una innovadora plataforma de teatro en streaming. Omar, que reside en Estados Unidos, se ha hecho un nombre como productor y empresario. Por su parte, Viviana es abogada y curadora de arte, aportando su visión al ámbito cultural. Diego, el más joven, ha tomado las riendas de los teatros que pertenecieron a su padre, incluyendo el emblemático Teatro Nacional en Buenos Aires, donde continúa la tradición familiar en el arte.<\/p>\n\n

Producción deBilly Elliot<\/h2>

La producción de Billy Elliot no solo marca un nuevo capítulo en la historia familiar, sino que también refleja los cambios en el panorama teatral argentino. Diego, quien ya había trabajado en una versión de este musical en España, tomó la decisión de traer la obra a Argentina tras adquirir los derechos. La audición para el elenco fue un proceso exhaustivo, donde más de 300 jóvenes de todo el país demostraron su talento y dedicación, evidenciando así la nueva generación de artistas argentinos.

Un desafío y una oportunidad

Un proceso de selección riguroso

Diego describe el proceso de selección como un trabajo arduo. Se buscaban no solo habilidades en danza y canto, sino también una gran capacidad expresiva. Este enfoque refleja el compromiso de la producción con la formación integral de los jóvenes elegidos. La obra aborda temas de identidad y aceptación, y se sitúa durante la huelga de mineros de 1984 en el norte de Inglaterra. La historia sigue a un joven que lucha por seguir su pasión a pesar de las adversidades.

Una colaboración significativa

Diego también destaca que su colaboración con Omar representa una oportunidad única para ambos. A pesar de las diferencias generacionales y los desafíos que cada uno ha enfrentado, su unión en este proyecto busca honrar el legado de su padre y aportar algo nuevo al teatro contemporáneo. Esta conexión va más allá de la producción; es un viaje compartido hacia la creación de un espectáculo que promete emocionar y resonar en el público argentino.

Billy Elliot se erige como un emblema del legado de Alejandro Romay. Sus hijos colaboran para presentar esta historia a un público renovado. Este musical es más que una simple celebración del arte; es un homenaje a la familia. Une generaciones en un esfuerzo conjunto por mantener viva la rica tradición teatral en Argentina.