La reciente cumbre de AmCham en la Ciudad fue un evento lleno de expectativas, aunque con espacios vacíos que sorprendieron a muchos. La presencia de figuras empresariales de renombre, como Facundo Gómez Minujin, presidente de JP Morgan, atrajo la atención de los asistentes. En su discurso, Gómez Minujin enfatizó la importancia de la competitividad, no solo como un concepto abstracto, sino como la clave para el desarrollo y el progreso sostenible en Argentina.
Reflexiones sobre el clima de negocios
Gómez Minujin, quien recientemente cedió el mando a Mariana Schoua, la primera mujer al frente de JP Morgan, dejó claro que el clima de negocios en Argentina depende de condiciones institucionales sólidas y previsibles. Su afirmación resonó en un salón donde los banqueros y empresarios discutían sobre las elecciones y sus posibles repercusiones económicas. Muchos coincidían en que la estabilidad política es crucial para la inversión y el crecimiento.
Sin embargo, el ambiente era agridulce. Aunque la mayoría de los presentes apoyaba el rumbo que parece tomar el nuevo gobierno, había un desasosiego palpable respecto al tono y la forma de gobernar de Javier Milei. Es curioso cómo el estilo de un líder puede influir en la percepción de su gestión; como dicen, “el envoltorio también cuenta”.
La competitividad como motor de desarrollo
En su discurso, Gómez Minujin subrayó que la competitividad es esencial para que las empresas crezcan y, a su vez, para que las personas accedan a mejores oportunidades laborales. “Argentina tiene con qué”, afirmó, y más allá de las palabras, se percibía un deseo genuino de ver al país brillar nuevamente en el escenario global. Pero, ¿qué significa realmente ser competitivo en el contexto argentino?
La competitividad, según el presidente de JP Morgan, comienza con la estabilidad macroeconómica. En un contexto donde la inflación y el déficit fiscal son preocupaciones constantes, el llamado a la acción es urgente. Las reformas en el sistema tributario y la creación de un marco que incentive la inversión son, a su juicio, pasos fundamentales. Pero claro, aquí es donde la política se mezcla con la economía, y las decisiones deben ser cuidadosas para no desestabilizar aún más el panorama.
La importancia de la infraestructura
Gómez Minujin también advirtió sobre la necesidad de invertir en infraestructura, un aspecto que a menudo se pasa por alto, pero que es vital. “Sin conectividad física y digital, no hay productividad”, dijo. Y lo que es más, el costo logístico en Argentina es exorbitante comparado con otras naciones. Imagínense, el 94% de las cargas se transportan en camión, lo que encarece la producción y limita la integración regional. Un verdadero reto que necesita atención inmediata.
Un llamado a la institucionalidad y la transparencia
En un momento en que la desconfianza hacia las instituciones es alta, Gómez Minujin hizo un llamado claro: “No hay inversión sin seguridad jurídica”. Es un tema candente que muchos prefieren evitar, pero que es crucial para la construcción de un clima de negocios saludable. En este sentido, la falta de una Ley de Ficha Limpia que impida el acceso a cargos públicos a quienes tienen condenas por corrupción es un estigma que hay que erradicar. La integridad de los funcionarios es, sin duda, un pilar fundamental para recuperar la confianza ciudadana.
Yo recuerdo cuando, en una charla informal con colegas, discutimos cómo la percepción de la corrupción puede afectar incluso a pequeñas empresas que tratan de crecer. Es un ciclo vicioso que perjudica a todos, desde el empresario hasta el consumidor. “No se puede hablar de un país competitivo si toleramos la impunidad”, enfatizó Gómez Minujin, y es una frase que resuena con fuerza en este contexto.
El futuro económico de Argentina
La cumbre de AmCham no solo fue un espacio para escuchar discursos; fue un reflejo de las preocupaciones y esperanzas de muchos empresarios que buscan un futuro más brillante para Argentina. Con una mezcla de optimismo y escepticismo, se miraba hacia adelante, esperando que las palabras de líderes como Gómez Minujin se traduzcan en acciones concretas.
Ahora, más que nunca, es crucial que el sector privado y el gobierno trabajen de la mano. La política económica debe ser coherente y predecible, permitiendo a las empresas planificar a largo plazo. La pregunta que queda en el aire es: ¿podrá Argentina superar sus desafíos actuales y volver a ser un jugador relevante en el ámbito global? El tiempo lo dirá, pero lo que es seguro es que el camino no será fácil.



