La confusión electoral en Buenos Aires: ¿quién es el verdadero Macri?

Imagina ser Silvia Lospennato, la candidata de PRO en la Ciudad de Buenos Aires, el pasado fin de semana. Lo que se esperaba que fuera una elección donde pudiera atraer a un electorado desilusionado, se tornó en un laberinto de contradicciones. ¿A qué discurso deberían haber prestado atención los votantes: al de Javier Milei, con su retórica agresiva y poco republicana, o al de Mauricio Macri, quien prometía un regreso a la moderación? La confusión era palpable, y las elecciones del domingo solo sirvieron para agudizarla.

El dilema del electorado porteño

Los votantes en Buenos Aires se encontraron en una encrucijada. ¿Debían respaldar a Lospennato, quien enarbolaba una bandera de oposición a Milei, o seguir la corriente del ex presidente Macri, quien había sido un ferviente defensor del actual candidato presidencial en los últimos tiempos? Era, en esencia, una pregunta retórica, pero cargada de implicaciones. ¿Qué versión de Macri debían seguir: la que apoyaba abiertamente a Milei o la que intentaba establecer límites a su radicalismo?

A medida que avanzaba la campaña, Lospennato trató de distanciarse de las contradicciones del partido, argumentando que las elecciones locales debían centrarse solo en los problemas municipales. Sin embargo, era casi imposible ignorar el fenómeno nacional que representaba Milei. Al final, el electorado porteño no podía desprenderse del contexto más amplio en el que se desarrollaban estas elecciones.

Los resultados y su significado

Los resultados de las elecciones revelaron una Argentina profundamente dividida, con un 40-45% de apoyo al gobierno y un porcentaje similar en contra. En este marco, el triunfo de aquellos que se alinean con Milei se hizo evidente. La participación del 30% que votó por Manuel Adorni, un candidato que se identificó claramente con Milei, ejemplifica esta tendencia. Este porcentaje coincide con el apoyo mostrado hacia Milei en las primarias y en la primera vuelta de las elecciones generales de 2023, sugiriendo que este es su núcleo duro.

En un clima electoral donde la oposición a Milei se vuelve cada vez más intensa, el gobierno celebró su primer lugar como un gran éxito. Adorni, en su discurso de triunfo, lo presentó como un plebiscito entre dos modelos: uno de privilegios y otro de libertad. La retórica era clara y resonaba con muchos. Pero, ¿realmente los porteños votaron solo por cuestiones locales, como el estado de las calles o las futuras líneas de metro?

La confusión en el voto de Lospennato

La votación del 16% que Lospennato obtuvo plantea interrogantes. ¿Quiénes estaban realmente apoyándola? Es difícil discernir cuántos de esos votantes eran leales a un Macri más crítico o a uno más complaciente. Si segmentamos ese 16%, podríamos suponer que un 8% de ellos se sentiría cómodo con el gobierno, lo que elevaría el rechazo a Milei desde un 51% a un 59%. La complejidad del electorado se hace evidente.

La hipótesis de que esta elección fue un plebiscito a favor o en contra del gobierno plantea comparaciones interesantes con el balotaje de 2023 entre Milei y Sergio Massa. En aquella ocasión, Milei había logrado un 57% de apoyo. Aunque el resultado de esta última elección no se puede comparar directamente con ese 57%, la afirmación de Milei de que el 30% de votos a su favor representa un apoyo masivo en la ciudad es cuestionable.

Reflexiones finales sobre el futuro

Más allá de las cifras, el primer lugar obtenido por el candidato de Milei tiene un valor simbólico. Si Leandro Santoro hubiera obtenido la misma cantidad de votos, habría celebrado con entusiasmo. El 30% habría sido un buen resultado, pero no necesariamente un triunfo significativo. Sin embargo, en este contexto, ese mismo porcentaje se vuelve más relevante. La dinámica política de Buenos Aires ha cambiado y los desafíos que enfrenta Lospennato y su partido son considerables. Los próximos meses serán cruciales para definir el rumbo de la política en la ciudad y en el país.