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Un vistazo a la capela del Morumbi
Ubicada en el alto del barrio del Morumbi, en la zona sur de São Paulo, la capela del Morumbi se erige como un testimonio de la rica historia de la ciudad. Con sus paredes de taipa de pilão y tonos rosados, esta construcción, que recuerda a una pequeña iglesia, es parte del Museo de la Ciudad de São Paulo.
Aunque hoy en día se utiliza como capela, su propósito original sigue siendo un misterio, lo que añade un aire de intriga a su historia.
Historia y significado
El primer documento que menciona la capela data de 1825, lo que indica que su historia se remonta a más de dos siglos.
Se encuentra en el terreno de la antigua Fazenda Morumbi, que perteneció a John Rudge, un inglés que cultivaba té negro en el siglo XIX. Algunos historiadores sugieren que la capela estaba dedicada a San Sebastián de los Esclavos, mientras que otros creen que podría haber sido un lugar de sepultura para los habitantes de la finca.
Esta diversidad de teorías refleja la complejidad de la historia de la capela y su importancia en la memoria colectiva de la región.
Arquitectura y restauración
La técnica de construcción de taipa de pilão, que consiste en compactar tierra húmeda entre tablas de madera, fue muy utilizada en la São Paulo colonial.
En la década de 1990, la capela fue sometida a una importante restauración, que la devolvió a su esplendor. El arquitecto Gregori Warchavchik, conocido por su enfoque innovador, utilizó ladrillos y concreto para reforzar la estructura, asegurando la preservación de las paredes originales.
Hoy en día, la capela no solo es un lugar de interés histórico, sino que también se utiliza para eventos sociales y corporativos, como bodas, lo que demuestra su adaptabilidad y relevancia en la actualidad.
Un legado cultural
La capela del Morumbi no solo es un monumento arquitectónico, sino también un símbolo de la historia de São Paulo. La región, que lleva el nombre de la palabra tupi-guaraní «murundu-obi», que significa morro o colina verde, es considerada una de las áreas más antiguas de ocupación humana en la ciudad. Con evidencias de asentamientos que datan de hace 3,7 mil años, la capela se convierte en un punto de conexión entre el pasado y el presente. La historia de la capela y su entorno nos invita a reflexionar sobre la evolución de la ciudad y la importancia de preservar su patrimonio cultural.