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Un caso que marca la pauta
La reciente decisión de la Suprema Corte de Estados Unidos de revisar un caso relacionado con la terapia de conversión ha encendido un debate crucial sobre la libertad de expresión y los derechos de los menores.
Este caso, que involucra una ley del Colorado que prohíbe la terapia de conversión, plantea preguntas fundamentales sobre hasta dónde puede llegar la regulación estatal en el ámbito de la salud mental y la libertad religiosa. La ley, que fue adoptada en 2019, busca proteger a los menores de prácticas que podrían ser perjudiciales, pero también ha sido criticada por quienes argumentan que limita la libertad de los terapeutas para ejercer su profesión.
La perspectiva de los defensores de la ley
Los defensores de la ley del Colorado, incluidos grupos médicos y defensores de los derechos LGBTQ+, argumentan que la terapia de conversión no solo es ineficaz, sino que también puede causar daño psicológico a los jóvenes.
Según estudios recientes, las prácticas de terapia de conversión están asociadas con un aumento en los niveles de depresión y ansiedad entre los adolescentes. La ley prohíbe específicamente cualquier intento de cambiar la orientación sexual o la identidad de género de un individuo, lo que incluye la eliminación de sentimientos románticos hacia personas del mismo sexo.
Este enfoque, según los defensores, es esencial para garantizar un entorno seguro y de apoyo para los jóvenes en su proceso de autoaceptación.
El argumento de la libertad de expresión
Por otro lado, Kaley Chiles, una consejera profesional licenciada, ha desafiado la constitucionalidad de esta ley, argumentando que infringe su derecho a la libertad de expresión y al libre ejercicio de su religión.
Chiles, quien se identifica como cristiana practicante, sostiene que su fe la impulsa a ayudar a sus clientes a vivir de acuerdo con lo que ella considera el diseño de Dios. Este dilema legal pone de relieve la tensión entre la libertad individual y la protección de los derechos de los menores. Los abogados de Chiles han argumentado que la Primera Enmienda permite a los estados regular la conducta profesional, pero no a expensas de la libertad de expresión de los terapeutas.
Implicaciones futuras
La decisión de la Suprema Corte podría sentar un precedente importante no solo para la terapia de conversión, sino también para otros aspectos de la regulación de la salud mental y la libertad religiosa en Estados Unidos. A medida que más estados adoptan leyes similares, la necesidad de un marco legal claro que equilibre la protección de los menores con los derechos de los profesionales de la salud mental se vuelve cada vez más urgente. La Corte ha sido cautelosa en abordar casos relacionados con la terapia de conversión en el pasado, lo que añade una capa de incertidumbre sobre cómo se resolverá este caso en particular. Sin embargo, la creciente atención pública y el activismo en torno a este tema sugieren que, independientemente del resultado, el debate sobre la terapia de conversión y la libertad de expresión está lejos de terminar.