Table of Contents
Una amenaza que sacude la industria
La reciente amenaza del expresidente Donald Trump de imponer una tarifa del 200% sobre todos los productos alcohólicos importados de la Unión Europea ha generado un gran revuelo en el mercado estadounidense. Esta medida, que podría desmantelar un acuerdo comercial sin tarifas vigente desde 1997, ha dejado a consumidores, restauradores y proveedores en un estado de incertidumbre. La ira de Trump se desencadenó por una tasa europea sobre el bourbon, una bebida emblemática de Estados Unidos, lo que ha llevado a muchos a cuestionar el futuro de sus negocios.
Impacto económico devastador
Los analistas advierten que la implementación de una tarifa del 200% tendría consecuencias catastróficas. Según estimaciones de Jefferies, marcas como Davide Campari-Milano podrían enfrentar pérdidas de hasta 444 millones de euros. Otras empresas, como Remy Cointreau y Pernod Ricard, también verían impactos significativos, con pérdidas que podrían alcanzar los 543 millones y 1,6 mil millones de euros, respectivamente. Este escenario ha llevado a los distribuidores a buscar formas de mitigar el impacto, incluyendo el almacenamiento de productos en armazones alfandegados para evitar el pago inmediato de tarifas más altas.
La carrera por el almacenamiento
Avner Schneur, CEO de Mana Wine, ha notado un aumento en la demanda de «vino alfandegado», una solución que permite a los importadores retrasar el pago de impuestos. Su empresa, que gestiona un amplio espacio de almacenamiento en Nueva Jersey, ha recibido numerosas solicitudes de importadores que buscan asegurar su inventario ante la inminente amenaza de tarifas. «Todo el mundo está apavorado con la tarifa», comenta Schneur, quien también advierte que la incertidumbre sobre la demanda del consumidor podría desacelerar las importaciones en el futuro cercano.
Adaptación de la industria
A medida que las empresas se preparan para enfrentar este desafío, algunas están considerando trasladar parte de su producción a Estados Unidos. Sin embargo, esto no es tan sencillo, ya que muchas bebidas tienen regulaciones estrictas sobre su producción. Por ejemplo, el whisky escocés solo puede ser producido en Escocia. A pesar de esto, algunas marcas están buscando formas de reducir costos, como el embotellado local o el envío de líquidos a través de fronteras. La situación es compleja y las empresas deben actuar rápidamente para adaptarse a un entorno cambiante.
El futuro incierto de las bebidas importadas
Con la posibilidad de aumentos de precios inminentes, los consumidores podrían ver cambios en sus opciones de compra. A pesar de que las tarifas no necesariamente empujarán a los consumidores hacia productos nacionales, la incertidumbre en el mercado podría llevar a los importadores a aumentar los precios. Sharon Sevrens, sommelière y propietaria de Amanti Vino, ha comenzado a almacenar vino en previsión de futuros aumentos. «La mayoría de mis importadores han hecho lo mismo, asegurando un año de suministro anticipado», afirma. Sin embargo, una vez que se agoten estas reservas, los aumentos de precios serán inevitables.