Una mujer estadounidense ha recurrido a las redes sociales para advertir sobre los posibles peligros de un mal tratamiento de bótox después de haber sufrido un efecto secundario inusual del procedimiento. Whitney Buha, que dirige un blog de estilo de vida llamado Something Whitty, ha documentado los resultados después de que una chapuza de bótox hiciera que uno de sus ojos se cayera, haciéndola parecer «bifronte«.
La advertencia de una mujer estadounidense tras un mal tratamiento de bótox que le deja «los ojos locos»
El nombre correcto de esta reacción es ptosis del párpado, cuando el párpado superior cae sobre el ojo. La mayoría de las veces está causada por el envejecimiento, una lesión ocular o como resultado de una cirugía ocular, pero en el caso de Buha ocurrió porque el bótox se inyectó en la parte equivocada de su ceja.
A través de sus plataformas Instagram y TikTok, la joven de 33 años de Chicago ha revelado cómo sucedió y para concienciar sobre los posibles efectos secundarios del bótox.
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Buha se sometió a un segundo tratamiento después de darse cuenta de que su ceja derecha no se había «levantado» tan bien como la izquierda tras la inyección inicial. Pero la segunda ronda causó estragos, haciendo que su párpado se cayera significativamente.
Su ojo izquierdo se volvió extremadamente ancho, dejándola con un efecto de «mirada fija» en un lado de la cara. El ojo derecho, en cambio, parece semicerrado y somnoliento.
Tras consultar con un cirujano plástico, le dijeron que el ojo izquierdo está compensando en exceso el ojo derecho caído: «Tengo dos caras, es muy embarazoso», dice.
«No puedo creer que esté mostrando esto, como si estuviera bromeando», el cirujano plástico le dijo que era el peor caso de ojo caído que había visto. Ahora, Buha tiene que tomar gotas especiales para los ojos y hacer ejercicios para que su cuerpo metabolice el bótox más rápidamente.
Mientras tanto, acomplejada por su aspecto, Buha utiliza su pelo para disimular lo que ella llama sus «ojos locos». A pesar de la chapuza del bótox y de su vergüenza por sus «ojos locos», la mujer dijo que no dejaría de inyectarse, algo que empezó a hacer a los 30 años.
«Podéis juzgarme y decir que estoy loca, pero me he puesto bótox durante tres años y nunca he tenido un problema hasta esto», añadió.
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