Kayla Hayes, de 19 años, fue mordida en el labio por su ex novio Seth Aaron Fleury, de 23 años, quien fue condenado a 12 años de prisión, después de que ella lo rechazara. El violento incidente tuvo lugar en Simpsonville, una ciudad de Carolina del Sur.
Kayla Hayes, mordida por su ex novio: su vida cambió para siempre
Seth Fleury y Kayla Hayes se conocieron en 2016, cuando él tenía 21 años y ella 17. Ambos tuvieron una relación de un año, luego en septiembre, Kayla decidió terminar. Estaba cansada, él la trataba como si fuera su dueño. Sin embargo, Fleury no aceptó el fin de la relación, por lo que ambos decidieron reunirse y hablar por última vez. El entonces joven de 21 años, Fleury, supuestamente intentó besar a su ex novia mientras estaban cerca de su coche, pero ella lo rechazó.
Debido a la proximidad entre ambos y a la rabia provocada por el rechazo, el chico agarró entonces con los dientes el labio inferior de Kayla Hayes y se lo mordió. A continuación, le cerró la puerta del coche en la cara y salió corriendo, dejándola en un charco de sangre en estado de shock. Sin embargo, tras un largo juicio, Seth Aaron Fleury fue condenado a cumplir 12 años de prisión, después de que el chico se declarara culpable de agresión y lesiones.
Kyla Hayes se mostró satisfecha con la sentencia, una pequeña victoria en una vida que ha dado un giro total y ha cambiado desde aquel día de octubre. «Un pedazo de mí murió ese día», dijo Hayes, recordando esos momentos, tan vívidos e indelebles en su mente. Tras ser rescatada ese día, Kyla Hayes fue operada de urgencia.
Sin embargo, los médicos no pudieron reimplantarle el labio y le quedaron profundas cicatrices en la cara y una escasa motilidad labial, por lo que sigue teniendo grandes dificultades para comer. Las dificultades no son sólo físicas, sino también psicológicas. Durante algún tiempo, Kayla ha sufrido pesadillas y ataques de pánico. Le costaba aceptar su nueva apariencia y se veía a sí misma como un «monstruo». Además, perdió la beca con la que estudiaba higiene dental en la universidad.
Afortunadamente, con el tiempo, la joven consiguió rehacer su vida. Tiene un nuevo novio que la quiere y dirige una página de Facebook, Rise Above, que ayuda a la gente a identificar incidentes de abuso. «Ya no soy una víctima, sino una superviviente», dice hoy Kayla Hayes de sí misma. Una historia terrible que nos demuestra una vez más que no hay que tener miedo al diferente, al que viene de lejos, sino al que tenemos cerca (muchas, demasiadas veces).
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