A medida que se acerca el Día del Blanco Bastón el 15 de octubre, es momento de reflexionar sobre la increíble historia de Irám Rodríguez, un chef de 47 años originario de San Luis Río Colorado. Hace cinco años, Irám perdió la vista, pero su inquebrantable determinación no solo le ha permitido adaptarse a su nueva realidad, sino también destacar en su carrera en el Hotel Araiza.
Superando obstáculos en San Luis Río Colorado
Vivir en una ciudad que presenta numerosos desafíos para quienes tienen discapacidades visuales no ha sido fácil para Irám. Sin embargo, ha desarrollado estrategias únicas para sobrellevar estas dificultades. A pesar de las barreras existentes, ha dominado el arte de la navegación a través de su audición, tacto y memoria espacial. «San Luis es una ciudad bastante ordenada,» comenta, recordando sus experiencias previas al perder la vista.
La familiaridad genera confianza
Su camino diario comienza en su hogar, ubicado cerca de la Avenida Guadalupe Victoria, y lo lleva hasta el bullicioso Hotel Araiza, que se encuentra en la Avenida Madero y Calle 19. Irám ha convertido su trayecto cotidiano en una rutina que se apoya en los sonidos del tráfico y la retroalimentación táctil de su bastón blanco. “He aprendido a aprovechar los breves momentos de quietud en el tráfico”, comparte, subrayando su capacidad para adaptarse y prosperar en un entorno desafiante.
La pasión por la cocina
La cocina siempre ha sido una de las grandes pasiones de Irám. A pesar de su discapacidad visual, ha mantenido su compromiso con este amor. “Siempre me ha encantado cocinar, y perder la vista solo significó que debía encontrar una nueva forma de expresar esa pasión. Tuve la suerte de recibir la formación y el apoyo necesarios”, expresa con gratitud.
Redefiniendo las habilidades culinarias
El recorrido de Irám en el mundo culinario es un claro ejemplo de resiliencia. Su formación en gastronomía le proporcionó las bases necesarias, las cuales ha adaptado a sus nuevas circunstancias. “Confío en mis sentidos agudizados para guiarme en cada plato”, explica, mostrando cómo ha abrazado su identidad como chef ciego. Sus técnicas innovadoras reflejan un profundo entendimiento de sabores y texturas, demostrando que la pasión no conoce límites.
Inspiración para otros
Irám Rodríguez se erige como un faro de esperanza e inspiración para quienes enfrentan desafíos similares. Su historia resalta la importancia de la resiliencia y la adaptabilidad ante la adversidad. Cada día, no solo enfrenta las dificultades de navegar su entorno, sino que también demuestra que se puede seguir persiguiendo los sueños, a pesar de los obstáculos que presenta la vida.
En el Día del Bastón Blanco, rendimos homenaje a personas como Irám, quienes nos recuerdan que la verdadera independencia nace desde el interior. Su trayectoria es un poderoso recordatorio de que, con dedicación, apoyo y una mentalidad positiva, todo es posible. La vida y el trabajo de Irám nos animan a todos a abrazar nuestras pasiones y a perseverar, sin importar los desafíos que se presenten.