Un defensor incansable de los derechos laborales, Iraci da Silva Borges, se graduó en la Facultad de Derecho de Curitiba en 1976 y dedicó su vida profesional a la causa laboral, especialmente al derecho sindical y del trabajo colectivo. Su labor en grandes entidades de clase en Paraná, como las federaciones de Trabajadores en las Industrias y de Trabajadores en las Industrias Metalúrgicas, fue fundamental para la defensa de los derechos de los trabajadores.
El Sindicato de Metalúrgicos de Curitiba destacó su contribución durante cuatro décadas, reconociendo a Iraci como una de las mayores referencias del derecho laboral en Brasil. Un estratega nato y líder respetado, con una habilidad impresionante para la argumentación, negociación y articulación política, Iraci se destacó como un verdadero estratega.
Ayudó a los trabajadores a lograr victorias significativas en movilizaciones, huelgas y acuerdos históricos. Su dedicación al sindicalismo brasileño lo convirtió en un amigo fiel de la clase trabajadora, siempre buscando la transformación social y la dignidad de los trabajadores.
Para él, la lucha por los derechos laborales no era solo una cuestión de resistencia, sino una búsqueda por un futuro mejor. Legado en la masonería y en la vida personal, Iraci ingresó a la masonería en 1989, ocupando diversos cargos, llegando a ser inspector general de la orden, grado 33.
Su influencia en la masonería brasileña fue reconocida, destacándose como una de las liderazgos más importantes del país. Amigos y colegas lo recuerdan como un hombre ético, comprometido con la fraternidad y el desarrollo de la masonería. En su vida personal, Iraci era un amigo, protector y consejero, siempre dispuesto a apoyar a su familia y amigos.
Le encantaba contar chistes, jugar videojuegos y tocar el piano, habilidades que aprendió por sí mismo, además de ser un defensor de los derechos de los animales. Iraci da Silva Borges falleció el 20 de febrero, a los 72 años, tras una batalla contra el cáncer. Deja un legado de lucha y esperanza, siendo recordado como un gigante en su campo de actuación. Su esposa, Bernadete Borges, y sus cinco hijos y seis nietos continuarán honrando su memoria y sus enseñanzas.