Inversión en carreteras en México: ¿realmente se logra el impacto deseado?

El reciente anuncio del Ministerio de Transporte de México sobre una inversión de más de 112 mil millones de pesos en mejoras viales durante los próximos cinco años ha despertado tanto entusiasmo como dudas. Pero, ¿realmente esta cantidad será suficiente para enfrentar las apremiantes necesidades de infraestructura del país? Aunque la cifra impresiona, lo que realmente importa es cómo y dónde se invierte, no solo el monto total.

Desglosando la inversión: ¿dónde está el verdadero impacto?

El director de carreteras del SICT, Carlos Arceo, ha afirmado que el objetivo es reparar y mejorar más de 2,220 kilómetros de carreteras. Sin embargo, este plan resulta ser considerablemente menor que la propuesta anterior de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien había planteado una inversión de 173 mil millones de pesos para actualizar 4,000 kilómetros. Esta disparidad nos lleva a cuestionar la viabilidad y sostenibilidad del plan vigente.

El enfoque del SICT se centra en invertir en carreteras que realmente beneficien a las comunidades que atraviesan. Arceo destaca que “la inversión sola nunca es suficiente”; es crucial saber en qué se invierte. Este es un recordatorio de que la planificación estratégica y el análisis de datos son esenciales para garantizar que los recursos se utilicen de la manera más efectiva posible.

Lecciones de fracasos pasados: la importancia del ajuste del producto al mercado (PMF)

He visto demasiadas startups y proyectos fallar por no tener claro su PMF. En este contexto, la inversión en infraestructura no es diferente. Los proyectos que no se alinean con las verdaderas necesidades de las comunidades o que no consideran la sostenibilidad a largo plazo tienden a fracasar. Pensemos en los planes que se centran únicamente en la construcción de carreteras sin tener en cuenta el mantenimiento y la conectividad con otras vías; estos pueden resultar en un gasto inútil a largo plazo.

Además, el aumento del churn rate de proyectos similares en el pasado resalta la necesidad de un enfoque más meticuloso. Cada vez que una carretera se construye sin una estrategia clara de seguimiento y mantenimiento, corremos el riesgo de que los beneficios sean efímeros.

Impacto en comunidades locales: ¿realmente se cierra la brecha de desigualdad?

Arceo menciona que están construyendo carreteras para cerrar la brecha de desigualdad, pero esto requiere más que solo la construcción de vías. Es vital evaluar cómo estas mejoras afectarán realmente a las comunidades. Los planes de inversión deben incluir estudios de impacto social y económico que midan los beneficios tangibles para los residentes locales.

Por ejemplo, el proyecto de modernización de la carretera Macuspana-Escárcega, que beneficiará a 370,000 usuarios, suena prometedor, pero, ¿se han considerado las implicaciones a largo plazo? ¿Se están creando las condiciones adecuadas para que el desarrollo económico surja a partir de esta infraestructura? Sin un análisis exhaustivo, la inversión puede parecer más un mero gasto que una solución sostenible.

Conclusión: caminos hacia el futuro

En resumen, aunque la inversión en infraestructura vial es un paso en la dirección correcta, es fundamental que se realice con un enfoque en la sostenibilidad y el verdadero impacto en las comunidades. Las lecciones del pasado nos enseñan que el éxito no radica solo en la cantidad invertida, sino en cómo se utiliza y se da seguimiento a esa inversión. Para los fundadores y gerentes de producto, esto subraya la importancia de alinear las estrategias de inversión con las necesidades reales del mercado y de las comunidades a las que sirven.