En un fallo judicial significativo, Fernando Sabag Montiel, quien intentó asesinar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ha sido condenado a diez años de prisión. Esta decisión llega tras una condena anterior por posesión y distribución de material de explotación infantil, lo que eleva su tiempo total en prisión a aproximadamente 14 años.
El tribunal también impuso una pena de ocho años a su expareja, Brenda Uliarte, por su participación como cómplice necesaria en el intento de asesinato.
Detalles sobre el intento de asesinato
Con 38 años, Sabag Montiel fue declarado culpable de homicidio agravado en grado de tentativa utilizando un arma de fuego. El hecho ocurrió el 1 de septiembre de 2022, cuando apuntó con una pistola cargada a la cabeza de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, mientras interactuaba con sus seguidores frente a su residencia en Buenos Aires. A pesar de haber apretado el gatillo en dos ocasiones, el arma no disparó, un acontecimiento que, en última instancia, le salvó la vida.
Los seguidores de la ex presidenta reaccionaron rápidamente, sometiendo a Sabag Montiel y asegurándose de que fuera entregado a las autoridades. Durante el juicio, él admitió abiertamente su intención de matar, describiendo sus acciones como una forma de justicia contra lo que consideraba prácticas corruptas de su parte.
Desarrollo del juicio y testimonios
El juicio, que comenzó en junio de 2024 en el juzgado federal de Comodoro Py, estuvo a cargo de los jueces Sabrina Namer<\/strong>, Ignacio Fornari<\/strong> y Adrián Grunberg<\/strong>. Durante el proceso, se presentaron testimonios de 157 testigos<\/strong>, lo que resalta la gravedad y complejidad del caso.
Sabag Montiel, junto a Uliarte, enfrentaron cargos que podrían haber llevado a penas de hasta 25 años<\/strong>. La fiscal Gabriela Baigún<\/strong> solicitó una condena de 19 años para Montiel, mientras que abogó para que Uliarte recibiera una pena superior a los 14 años.
Curiosamente, un tercer acusado, Nicolás Gabriel Carrizo<\/strong>, fue absuelto ya que la acusación no presentó cargos en su contra. Tras su absolución, expresó su frustración diciendo: “Estos tres años son algo que nunca recuperaré”. Esta situación refleja el impacto emocional que el caso ha tenido en todos los involucrados.
Declaraciones finales y controversias en curso
En sus declaraciones finales, Sabag Montiel expuso una serie de afirmaciones desconcertantes, sugiriendo que había conspiraciones políticas en juego y afirmando que todo el caso fue fabricado en su contra. Comentó: “Este caso fue fabricado, y todos lo saben. Plantaron un arma, y Carrizo quiere cambiar su abogado defensor cuando fue [otro] quien plantó el arma. Es una estrategia que Cristina Kirchner ha estado utilizando, tal como hizo con el fallecido fiscal Alberto Nisman.” Sus palabras han intensificado la controversia en torno al juicio.
Por su parte, Uliarte optó por no dirigirse al tribunal durante los procedimientos finales, dejando su postura sobre los hechos sin expresar.
Situación actual de Cristina Fernández de Kirchner
Cristina Fernández de Kirchner, quien ocupó el cargo de vicepresidenta de Argentina entre 2019 y 2023, se encuentra actualmente bajo arresto domiciliario tras ser condenada por administración fraudulenta durante su presidencia, que se extendió de 2007 a 2015. La exmandataria recibió una pena de seis años de prisión, además de una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, debido a su implicación en contratos de obras públicas corruptos.
Después de su sentencia, Fernández de Kirchner ha sostenido de manera constante que sus adversarios políticos están empeñados en verla tras las rejas o, incluso, en situaciones peores. El reciente intento de asesinato ha reavivado los temores de violencia política en Argentina, sumiendo al país en una ola de manifestaciones públicas en apoyo a la exvicepresidenta.
Impacto social del intento de asesinato
El fallido atentado, captado en video, generó una ola de conmoción en la población argentina. El analista político Facundo Cruz destacó que este incidente revive recuerdos inquietantes de una época en la que la violencia política era habitual en el país. Afirmó que es un claro recordatorio de que «algo que se creía desterrado podría volver a suceder hoy en día», refiriéndose al violento clima político que se vivió durante la dictadura en Argentina entre 1976 y 1983.
A medida que miles de personas salieron a las calles en apoyo a Fernández de Kirchner, el panorama político en Argentina se tornó aún más polarizado, reflejando profundas divisiones en la sociedad. El ataque coincidió con el inicio de su juicio por corrupción, lo que complica aún más la narrativa en torno a su administración y su legado.