Indígenas recorren 3.000 km por el Amazonas en camino a la COP30

Un grupo de indígenas ha iniciado un importante viaje a través del Amazonas, recorriendo más de 3.000 kilómetros en una embarcación conocida como Yaku Mama, que significa madre agua. Este esfuerzo tiene como objetivo participar en la COP30, la conferencia climática de la ONU que se llevará a cabo en Belém, Brasil. Su travesía, que comenzó en la Cordillera de los Andes en Ecuador, simboliza una lucha por la protección de la selva amazónica frente a la explotación de recursos naturales como el petróleo y la minería.

La flotilla, compuesta por 62 indígenas de diferentes nacionalidades, atracó en el puerto de Jurunas después de 29 días de navegación. Durante su viaje, los participantes han recolectado experiencias y conocimientos sobre la conservación y protección del medio ambiente, con el fin de presentar un mensaje claro en la conferencia: los pueblos indígenas deben ser parte de las decisiones que afectan a la Amazonía.

Un viaje lleno de simbolismo

Alexis Grefa, un indígena de la etnia quíchua y uno de los organizadores de la flotilla, expresó su satisfacción por llegar a la COP30. Según Grefa, este evento representa una oportunidad histórica para que los pueblos indígenas se incluyan en las discusiones ambientales. «Hemos sido excluidos de muchos espacios de debate», afirmó, resaltando la importancia de su participación en la conservación del ecosistema amazónico.

Un llamado a la acción global

La flotilla Yaku Mama ha reunido a indígenas no solo de Ecuador, sino también de Guatemala, Perú, Colombia y Brasil. Grefa enfatizó que el intercambio cultural durante el viaje ha permitido identificar los desafíos que enfrenta cada comunidad. «Nuestro mensaje es claro: no queremos que se hable de conservar la Amazonía sin nuestra participación», añadió.

Levi Tapuia, otro de los representantes de la flotilla, destacó que el recorrido incluyó paradas en territorios indígenas, lo que permitió visibilizar las problemáticas y las bellezas de la región. «Cada pueblo tiene su manera de defender la Amazonía, y es fundamental que lleguemos a la COP30 con las demandas de varios pueblos en defensa del planeta», concluyó.

La importancia de la diversidad cultural

Este viaje no solo es una protesta contra el extractivismo, sino también un llamado a la justicia climática. Los líderes indígenas han exigido detener el uso de combustibles fósiles y frenar la deforestación, que ha devastado más de 4,5 millones de hectáreas de selva primaria en el último año. A través de su travesía, buscan recordar que la protección de la selva es crucial para combatir el calentamiento global.

Rituales y tradiciones en el camino

La aventura comenzó con un ritual en el glaciar Cayambe, donde los participantes honraron la conexión entre los Andes y la Amazonía. Esta ceremonia refleja la cosmovisión indígena, que considera el agua, la tierra y los bosques como seres vivos interdependientes. Grefa afirmó que la COP30 es una oportunidad para que las experiencias indígenas se integren en las decisiones climáticas globales.

El viaje ha sido descrito como un acto de resistencia y empoderamiento. Leonardo Cerda, líder de la comunidad kichwa, sostiene que el origen de la crisis climática está ligado al colonialismo extractivista y aboga por el concepto de Kawsak Sacha, que significa selva viviente. Este concepto propone que la naturaleza es un ser integral con derechos propios y debe ser tratada con respeto.

Esperanzas para el futuro

Al llegar a Belém, los indígenas pretenden influir en las discusiones de la COP30 y colocar la justicia climática en el centro de la agenda internacional. Su viaje no solo representa un desafío a las dinámicas extractivas, sino que también invita a los gobiernos a considerar una transición energética justa que respete los derechos de las comunidades y su relación con la tierra. Este esfuerzo colectivo resalta la importancia de escuchar a quienes han sido los guardianes de la Amazonía durante generaciones.