Fiebre amarilla en São Paulo: casos y prevención

El escenario actual de la fiebre amarilla en São Paulo El estado de São Paulo está enfrentando un aumento alarmante de casos de fiebre amarilla, con 20 muertes confirmadas en 2025, según la Secretaría de Estado de Salud (SES). De estos casos, al menos 13 víctimas no habían recibido la vacuna, lo que plantea interrogantes sobre la importancia de la inmunización. En este año, ya se han registrado 32 casos de la enfermedad en humanos, siendo la región de Campinas la más afectada, con 24 infecciones. Los municipios de Amparo, Socorro y Valinhos se encuentran entre los lugares con mayor incidencia. Transmisión y prevención de la fiebre amarilla La fiebre amarilla es transmitida por mosquitos de los géneros Haemagogus y Sabethes, y actualmente el ciclo de la enfermedad es silvestre. Para quienes planean visitar parques o áreas de selva, la recomendación es clara: además de vacunarse, es esencial usar repelente para evitar picaduras. Desde diciembre de 2024, 47 monos han sido confirmados como víctimas de la fiebre amarilla en el estado, lo que indica que la enfermedad está presente en el ambiente. Los monos no transmiten la enfermedad, pero son un signo de su circulación. Vacunación: quién debe vacunarse y cuándo La vacuna contra la fiebre amarilla está disponible en todas las Unidades Básicas de Salud (UBS) del estado. Para quienes planean viajar a áreas con registro de transmisión, se recomienda vacunarse al menos diez días antes del viaje. Los niños menores de cinco años deben recibir la vacuna en dos dosis, mientras que la población en general, hasta 59 años, recibe una dosis única, que es válida de por vida. Es importante destacar que las personas mayores de 60 años deben someterse a una evaluación médica antes de ser vacunadas. Qué hacer al encontrar un mono muerto Si encuentra un primate muerto, es crucial no tocar al animal. En su lugar, comuníquese con la vigilancia en salud de su municipio o el centro de zoonosis para que el animal sea recogido de forma segura. La protección de la fauna es tan importante como la protección de la salud humana, y la concienciación sobre la fiebre amarilla debe ser una prioridad para todos.