«Incidentes Violentos en la Marcha de la Generación Z en México: Un Llamado a la Acción»

El 15 de noviembre de 2025, el Zócalo de Ciudad de México fue el escenario de una manifestación que inició como una protesta pacífica, pero que rápidamente se transformó en un violento enfrentamiento. La generación Z, conocida por su activismo y sus demandas sociales, buscaba visibilizar sus preocupaciones. Sin embargo, la situación se complicó cuando un grupo de encapuchados del denominado Bloque Negro derribó las vallas que resguardaban el Palacio Nacional.

Este grupo de manifestantes, que utilizó cuerdas y herramientas para causar estragos, provocó una respuesta inmediata de las fuerzas de seguridad. Esto desató un caos que incluyó agresiones directas y un aumento en la tensión entre los civiles y los policías presentes.

Consecuencias del enfrentamiento

Según reportes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), la jornada dejó un alto número de heridos, tanto entre los uniformados como entre los civiles. El titular de la SSC, Pablo Vázquez Camacho, confirmó que aproximadamente 100 policías resultaron heridos, además de al menos 20 civiles que también sufrieron lesiones. Este episodio se considera uno de los más graves en términos de violencia en manifestaciones recientes.

Reacciones gubernamentales

El secretario de Gobierno, César Cravioto, condenó los hechos y sugirió que la convocatoria para la marcha había sido impulsada por fuerzas de la derecha, lo que refleja la polarización política actual en el país. Aunque reconoció el derecho a la libre manifestación, Cravioto enfatizó que la violencia no puede ser justificada y defendió las acciones de la policía como necesarias para proteger las instalaciones gubernamentales.

“La reacción de los policías fue para proteger el Palacio Nacional y la Suprema Corte,” explicó, responsabilizando a los manifestantes por las agresiones. Indicó que si no se hubieran intentado derribar las vallas, no se habrían presentado tales incidentes. Este enfoque sugiere una clara división entre la percepción de la protesta social y la interpretación de la violencia que la acompañó.

El papel de la generación Z en el activismo

A pesar de que la marcha comenzó de manera pacífica, la participación activa de la generación Z en el activismo social es innegable. Su capacidad para movilizarse a través de redes sociales ha permitido una mayor visibilidad de sus demandas, que incluyen justicia social, derechos humanos y un futuro sostenible. Sin embargo, la escalada de la violencia durante esta manifestación plantea interrogantes sobre los métodos de protesta y el impacto de grupos radicales que pueden desvirtuar el mensaje original.

La postura del gobierno ante la violencia

Desde la perspectiva del gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo expresó su rechazo a la violencia, instando a los jóvenes a manifestarse de forma pacífica. A pesar de la intención de la marcha, Sheinbaum observó que la participación juvenil fue menor a lo esperado y reiteró la importancia de los métodos no violentos para lograr cambios significativos en la sociedad.

“Decimos no a la violencia. Si uno no está de acuerdo, hay que manifestarse de manera pacífica… nunca hay que utilizar la violencia para cambiar,” sentenció, subrayando la necesidad de un diálogo constructivo en lugar de confrontaciones violentas.

El desenlace de la marcha de la generación Z en el Zócalo es un recordatorio de los desafíos que enfrentan los movimientos sociales en un contexto de creciente tensión política y social. La búsqueda de justicia y cambio, aunque respaldada por un fervor juvenil, se encuentra con la resistencia de un sistema que percibe la protesta como una amenaza. A medida que se analizan los eventos trágicos de este día, queda por ver cómo estos episodios influirán en el futuro del activismo juvenil en México.