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La regularización de automóviles en Sonora ha sido un tema candente en los últimos años, sobre todo tras el decreto del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Desde su implementación, el programa ha recaudado más de 500 millones de pesos, pero ¿realmente ha sido un éxito o estamos ante un espejismo económico? Vamos a dar un vistazo a los números y a las implicaciones que esto conlleva.
Un vistazo a las cifras de recaudación
En apenas tres años y medio, Sonora ha logrado regularizar más de 200 mil vehículos considerados «chocolates», generando ingresos significativos para el estado. Hasta 2022, la Secretaría de Seguridad Pública reportó que se regularizaron 126 mil 155 autos, lo que se tradujo en una recaudación de 315 millones de pesos. Este primer año fue un verdadero éxito, pero lo que vino después cuenta una historia diferente.
El segundo año, la recaudación cayó a 134 millones de pesos por la legalización de 53 mil 749 vehículos. La tendencia a la baja se volvió más preocupante en 2024, cuando solo se regularizaron 18 mil 737 autos, generando apenas 46 millones de pesos. Esto representa una reducción del 65% en comparación con el año anterior. Más alarmante aún es que en los primeros seis meses de 2025, solo se han regularizado 1,426 vehículos, aportando solo 3 millones 656 mil pesos a las arcas estatales, lo que equivale a una caída del 92% respecto al año anterior. ¿Qué está pasando aquí?
Desafíos en la regularización y el futuro del programa
A pesar del éxito inicial, esta tendencia a la baja plantea serias dudas sobre la sostenibilidad del programa. Municipios como Hermosillo han liderado en la regularización, mientras que otros como Rosario y Aconchi apenas han registrado actividad. Este desacoplamiento geográfico nos lleva a preguntarnos si la estrategia realmente está funcionando de manera uniforme en todo el estado.
Además, el programa enfrenta el reto de la percepción pública y la confianza. ¿Por qué ha caído tanto el interés en regularizar estos vehículos? Parte de la respuesta podría estar en la falta de incentivos claros para los propietarios de autos ‘chuecos’ o en la percepción de que el proceso es engorroso. Con la fecha límite del 30 de septiembre de 2026 acercándose, es crucial que las autoridades implementen estrategias efectivas para reactivar el interés y facilitar el proceso.
Lecciones aprendidas para futuros programas
La experiencia de Sonora ofrece lecciones valiosas para otros estados y regiones que busquen implementar programas similares. Primero, es vital establecer un marco claro que ofrezca incentivos tangibles para motivar a los propietarios de vehículos a participar. Segundo, garantizar que el proceso de regularización sea accesible y transparente puede aumentar la confianza del público y fomentar la participación.
Finalmente, es fundamental no dejarse llevar por la euforia inicial. A menudo, los datos de crecimiento revelan una historia más compleja que el optimismo superficial. En el caso de Sonora, el enfoque debe ser hacia la sostenibilidad a largo plazo, más que en la recaudación de ingresos rápidos. Las decisiones deben basarse en análisis de datos sólidos y no en suposiciones o modas pasajeras.
Conclusión: La importancia de un enfoque pragmático
En resumen, la regularización de vehículos en Sonora ha sido un esfuerzo significativo, pero enfrenta desafíos que no deben ser ignorados. La caída en los números de regularización sugiere que es necesario replantear las estrategias actuales. Aquellos que están a cargo de la implementación de programas similares deben aprender de esta experiencia, asegurándose de que las decisiones se basen en datos y en un entendimiento profundo del mercado y de las necesidades de los ciudadanos.
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