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Un cambio drástico en el comercio internacional
Este miércoles, la industria argentina del acero y aluminio se enfrenta a un nuevo desafío tras la implementación de un arancel del 25% por parte de Estados Unidos. Esta medida, impulsada por el expresidente Donald Trump, afectará las exportaciones argentinas en aproximadamente 600 millones de dólares.
La situación se agrava en un contexto donde el sector ya lidia con una caída en la producción local, lo que genera un clima de incertidumbre y preocupación entre los productores.
La reacción de la industria argentina
La Cámara Argentina del Acero ha solicitado una respuesta coordinada entre Argentina y Estados Unidos, enfatizando la necesidad de un tratado de libre comercio o un acuerdo de aranceles recíprocos.
La industria local se siente amenazada no solo por los aranceles, sino también por la competencia desleal que representa China, el principal productor mundial de acero, con una participación del 54% en el mercado global. En 2024, la producción de acero en Argentina fue de solo 3,9 millones de toneladas, lo que representa apenas el 0,2% de la producción total mundial.
Las implicaciones para el sector del aluminio
El sector del aluminio también se ve afectado, con exportaciones anuales que alcanzan los 500 millones de dólares. Aluar, la única productora con capacidad instalada, vende el 40% de su producción a Estados Unidos.
La incertidumbre sobre las nuevas reglas arancelarias ha llevado a la empresa a estar en espera de clarificaciones por parte del gobierno estadounidense. La caída en la demanda interna, especialmente en sectores como la construcción y la industria automotriz, ha contribuido a una contracción del 17,5% en la industria de metales básicos en 2024, la peor desde la pandemia.
Un panorama regional complicado
La crisis no es exclusiva de Argentina. Según la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), la producción de acero crudo en América Latina cayó un 3,6% en 2024. Argentina experimentó la segunda mayor caída regional, con un 21,6%, solo superada por Chile. Esta situación refleja un panorama complicado para la industria metalúrgica en la región, que enfrenta desafíos similares en términos de demanda y competitividad.