En un contexto de creciente tensión política, las celebraciones familiares y las amistades enfrentan serias amenazas debido a la polarización ideológica. Javier, un español con tres hermanos, ha decidido limitar los encuentros familiares a lo esencial, estableciendo un acuerdo en el que la política queda excluida. A pesar de verse como una familia normal, la distancia ideológica con uno de sus hermanos ha llevado a discusiones que han escalado a niveles difíciles de controlar.
Este fenómeno no es un caso aislado; un estudio de la organización More in Common revela que el 14% de los españoles ha terminado amistades o lazos familiares por disputas políticas. Además, uno de cada cinco encuestados ha sido testigo de intensas discusiones sobre política durante las celebraciones de Nochebuena y Nochevieja del año pasado.
La convivencia familiar en tiempos de polarización
La investigación, basada en más de 2,500 entrevistas realizadas entre el 31 de octubre y el 9 de noviembre de 2025, indica que el 60% de la población evita discutir sobre política para no generar conflictos. La percepción general es que la sociedad está profundamente dividida; un 65% de los encuestados considera que la comunidad está muy dividida o algo dividida. Esta situación se complica durante la temporada navideña, donde las cenas familiares a menudo se convierten en campos de batalla verbal.
Un entorno tóxico
La investigadora del Instituto de Política y Bienes Públicos del CSIC, Marta Fraile, advierte que la sociedad ha aprendido a coexistir en un ambiente tóxico debido a la política. Este clima ha surgido tras el fin del bipartidismo, donde la llegada de nuevos partidos y la competencia por representación han intensificado las disputas. La irrupción de Vox, en particular, ha contribuido a un discurso de deshumanización que ha calado en la sociedad, promoviendo la noción de que solo existen dos bandos: o estás conmigo o estás en mi contra.
Impacto en grupos de amigos y redes sociales
El caso de Ana, una mujer de 50 años, ilustra cómo la polarización ha permeado incluso en grupos de amigos de larga data. Ana decidió abandonar un grupo de WhatsApp que había compartido con amigos durante más de 20 años, sintiéndose afectada por los comentarios agresivos que surgieron durante la pandemia. Lo que antes era un espacio de respeto y diversidad de opiniones se transformó en un lugar cargado de odio y falta de empatía, lo que la llevó a tomar la difícil decisión de salir.
De la ideología a las emociones
El catedrático de Ciencia Política, Ismael Crespo, señala que la polarización ha evolucionado de ser un conflicto principalmente ideológico a uno que se centra en emociones y afectos. Ahora, la desconfianza y el desprecio hacia quienes piensan diferente dominan el panorama, transformando a la sociedad en un campo de batalla similar a un partido de fútbol donde los debates se convierten en enfrentamientos. Esta transformación social es preocupante, ya que la identificación con un partido político se ha vuelto un factor de segregación más relevante que la raza.
La responsabilidad de los políticos y medios
Los expertos coinciden en que la polarización es alimentada por los propios políticos, los medios de comunicación y las redes sociales. El estudio de More in Common destaca que líderes como Santiago Abascal y Pedro Sánchez son vistos como figuras polarizadoras desde la perspectiva de sus respectivos electores. Para muchos, estos líderes son responsables de crear un ambiente cargado de tensión y de conflicto, lo que deriva en un clima social cada vez más hostil.
Perspectivas de reconciliación
A pesar de la situación actual, el estudio también revela que un 70% de los encuestados ha logrado mantener conversaciones respetuosas con personas de ideas políticas distintas, y un 20% ha cambiado su opinión tras un debate. Esto indica que, aunque la polarización representa un desafío real, hay esperanza en la capacidad de la sociedad para superar diferencias. Es fundamental que los políticos fomenten un ambiente de diálogo y respeto que permita a la ciudadanía encontrar puntos en común y trabajar hacia una convivencia pacífica.



