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Un crimen que sacudió a la comunidad
La noche del 7 de marzo, la tranquila ciudad de Peruíbe, ubicada en la Baixada Santista, fue escenario de un crimen atroz que ha dejado a sus habitantes en estado de shock.
Celso Marques Ferreira, de 60 años, fue encontrado muerto en la calle Antônio Siqueira, en el barrio Beira Mar. La brutalidad del asesinato, que incluyó la decapitación de la víctima y la mutilación de su cuerpo, ha generado una ola de indignación y miedo entre los residentes.
Los sospechosos y su confesión
La Policía Civil ha arrestado a dos sospechosos: Josefa Lima de Sousa, conocida como Gringa, de 65 años, y su compañero Robson Aparecido de Oliveira, de 41. Según informes, Gringa confesó haber cometido el crimen y, sorprendentemente, afirmó haber consumido los órganos de Ferreira.
Robson, aunque niega su participación, sigue siendo considerado un sospechoso. La policía está en busca de un tercer implicado, cuya identidad aún no ha sido revelada.
Detalles escalofriantes del crimen
El delegado Ricardo Zaitune, encargado de la investigación, ha compartido detalles escalofriantes sobre el caso.
La víctima presentaba marcas de perforaciones en varias partes del cuerpo, y un estilete grande, con vestigios de sangre, fue encontrado en la escena del crimen. Además, se halló un papel con una frase confusa cerca del cuerpo, aunque Gringa negó haberlo escrito.
La policía está tratando de determinar si existía un conflicto previo entre Ferreira y sus agresores, ya que se ha mencionado que hubo una discusión entre ellos una semana antes del homicidio.
La situación de los habitantes de la calle
Este trágico suceso también pone de relieve la difícil situación de los habitantes de la calle en Peruíbe. Según Vasni Anunciada da Silva, director de asuntos jurídicos de la Secretaría de Asistencia Social, la municipalidad realiza esfuerzos regulares para ayudar a estas personas, ofreciendo comida y la posibilidad de regresar a sus ciudades de origen. Sin embargo, muchos rechazan estas ofertas debido a problemas con drogas y alcohol, prefiriendo permanecer en las calles. La comunidad está ahora más consciente de la necesidad de abordar estos problemas sociales, especialmente tras un crimen tan brutal.
