La música tiene el poder de conectar a las personas de maneras profundas e inesperadas. Este fue el caso en el reciente concierto de Gilberto Gil, donde su hija Preta Gil vivió un momento de intensa emoción. Tras recibir el alta de un hospital en Salvador, donde fue tratada por una infección urinaria, Preta asistió al primer show de la gira Tempo Rei, que marca la despedida de su padre de los grandes escenarios.
La atmósfera estaba cargada de sentimientos, y Preta no pudo contener las lágrimas durante toda la actuación.
El clímax de la noche llegó cuando Gil dedicó a su hija la canción ‘Drão’, una pieza que forma parte de su álbum Um Banda Um de 1982.
Esta canción fue originalmente compuesta para Sandra Gadelha, la madre de Preta, después de su separación. La dedicación de ‘Drão’ no solo evocó recuerdos del pasado, sino que también simbolizó el amor inquebrantable entre padre e hija. Preta, visiblemente conmovida, expresó: «Lo que ya estaba emocionante, para acabar conmigo, él me dedicó ‘Drão’, música que compôs para a minha mãe».
La letra de ‘Drão’ habla sobre un amor que no muere, sino que se transforma. En ella, Gil reflexiona sobre los inicios de su relación y los frutos que esta ha dado. «Drão, os meninos são todos sãos», dice la canción, recordando los momentos compartidos y las dificultades superadas.
Preta, quien ha enfrentado su propia batalla contra el cáncer, encontró en esta dedicación un refugio emocional. Durante el show, estuvo rodeada de amigas y familiares que la apoyaron en este momento tan significativo.
La conexión entre Gil y Preta es un recordatorio de que la música puede ser un vehículo para la sanación y la expresión de emociones complejas.
En un mundo donde las relaciones a menudo se ven afectadas por la distancia y el tiempo, momentos como este resaltan la importancia de la familia y el amor. Preta, quien ha estado lidiando con su diagnóstico de cáncer colorrectal, se prepara para llevar ‘Drão’ a su propio show en Río, donde espera compartir esta experiencia con su público.
La historia de Gilberto Gil y su hija es un testimonio de la resiliencia y el poder del amor familiar. A medida que Gil se despide de los grandes escenarios, su legado musical y emocional continúa vivo a través de su hija y su música. Este concierto no solo fue un homenaje a su carrera, sino también una celebración de la vida y las relaciones que nos definen.
