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La llegada de Felipe Pantone a Brasil
Felipe Pantone, un destacado representante de la arte cinética, ha llevado su innovadora visión artística a Brasil con una exposición en la galería Raquel Arnaud, en São Paulo. Esta muestra, que incluye ocho obras, de las cuales dos fueron creadas especialmente para la ocasión, ofrece una ventana al universo vibrante y dinámico del artista.
Pantone, originario de Buenos Aires, ha logrado fusionar colores intensos y formas geométricas en sus creaciones, las cuales parecen transformarse dependiendo de la luz y el ángulo desde el que se observan.
La esencia de la transformación en el arte
El artista, de 38 años, reflexiona sobre la naturaleza cambiante del mundo actual: «Todo en el mundo está cambiando constantemente a un ritmo muy rápido. Por eso, tiene sentido crear arte que se mueva y se transforme. Está en nuestro ADN».
Esta filosofía se manifiesta en sus esculturas de acrílico, que al ser manipuladas, alteran su percepción visual, ofreciendo nuevas experiencias a quienes las observan. La interactividad y la transformación son pilares fundamentales en su trabajo, lo que invita al espectador a participar activamente en la experiencia artística.
Innovación tecnológica en el proceso creativo
Pantone ha crecido en un entorno donde la tecnología ha evolucionado rápidamente. Aunque tiene formación en pintura, ha adoptado un enfoque digital para diseñar sus obras antes de llevarlas al mundo físico.
Con un estudio equipado con maquinaria avanzada en València, puede crear prototipos en cuestión de horas, lo que le permite experimentar y materializar sus ideas de manera más eficiente. Este cambio en su proceso creativo fue impulsado por su mentor, Carlos Cruz-Díez, un pionero en el arte cinético, quien le enseñó a asumir riesgos y a expandir su visión artística.
Un legado de grafismo y muralismo
Antes de dedicarse plenamente a la arte cinética, Pantone comenzó su carrera grafiteando muros, una práctica que le enseñó la importancia de la rapidez y la espontaneidad en el arte. Su transición hacia murales de gran escala ha sido natural, y su trabajo ha dejado huella en diversas ciudades del mundo, incluyendo Lisboa y Jersey City. En São Paulo, su mural en la avenida Faria Lima, creado durante el festival de arte de calle Na Lata, es un testimonio de su capacidad para transformar espacios urbanos en experiencias visuales vibrantes. Este mural, que abarca 30 metros de altura, presenta un degradado de colores que atrae la atención de todos los transeúntes.
