La reciente decisión del gobierno federal mexicano de invertir 800 millones de pesos en la construcción de dos plantas solares en Baja California Sur ha generado tanto entusiasmo como dudas. Mientras la administración de Claudia Sheinbaum intenta impulsar su agenda de energías renovables, surge una pregunta crucial: ¿esta inversión realmente contribuirá a una solución energética sostenible o es solo otra promesa vacía en un sector que ha visto demasiados fracasos?
Análisis de la inversión y su contexto
El anuncio, realizado por la presidenta Claudia Sheinbaum y la Ministra de Energía Luz Elena González, destaca la construcción de dos plantas solares de 50 megavatios cada una. Pero, ¿qué hay detrás de esta cifra? La realidad es que la infraestructura energética de Baja California Sur opera de manera independiente al resto del país, lo que limita las posibilidades de optimización de recursos.
La falta de un cable submarino que conecte la península de Baja California con la red nacional, cancelado por razones de costo, ha llevado al gobierno a optar por una solución innovadora, aunque con interrogantes. Estas plantas solares incorporarán capacidad de almacenamiento térmico, pero la gran pregunta es: ¿serán capaces de satisfacer la creciente demanda energética en la región?
Los datos de crecimiento del sector energético en México son preocupantes; más del 70% del gas natural que se consume proviene de Estados Unidos. Esto indica que, aunque la inversión en energías renovables es un paso en la dirección correcta, no será suficiente para diversificar la matriz energética del país si no se complementa con estrategias más amplias.
Lecciones del pasado: ¿qué podemos aprender de fracasos anteriores?
He visto demasiados proyectos en energía renovable fracasar por no considerar el contexto local y las necesidades del mercado. El caso de las plantas solares en Baja California Sur podría caer en la misma trampa si no se establece un claro product-market fit (PMF) y se comprende la dinámica del churn rate en la demanda de energía.
La historia reciente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) muestra que ha habido intentos de renovación de plantas antiguas y expansión de la red que no siempre han tenido éxito. La aprobación, en marzo, de una planta de combustión interna que utilizará gas natural por 272 millones de pesos es un indicativo de que las soluciones convencionales aún tienen un papel predominante en la estrategia de la CFE.
Así que, ¿cómo evitar los errores del pasado? La clave está en abordar la inversión en energías renovables con un enfoque basado en datos y un análisis riguroso de la viabilidad a largo plazo. La sostenibilidad no se mide solo en términos de inversión; también importa el impacto real en la capacidad del país para satisfacer su demanda energética.
Takeaways para fundadores y gestores de proyectos
Si estás pensando en emprender en el sector energético o en tecnologías relacionadas con energías renovables, aquí van algunos aprendizajes clave. Primero, asegúrate de que tu proyecto tenga un PMF claro. Esto significa entender las necesidades del mercado y cómo tu solución puede abordarlas de manera efectiva.
En segundo lugar, no subestimes la importancia del análisis de datos. La habilidad para evaluar y ajustar tu estrategia según los datos de crecimiento y las métricas de rendimiento, como el LTV (valor de vida del cliente) y el CAC (costo de adquisición del cliente), puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Finalmente, mantén una mentalidad pragmática. Las modas en el sector tecnológico pueden ser tentadoras, pero es fundamental enfocarse en soluciones sostenibles que realmente resuelvan problemas presentes y futuros en el sector energético. El camino hacia un futuro energético sostenible es complicado, pero no imposible, siempre que abordemos los desafíos con seriedad y un enfoque basado en datos.