Estrategia de Seguridad Nacional de EE. UU.: Impacto en México y el Comercio Energético

El reciente lanzamiento de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha generado un importante debate, especialmente por su tono confrontativo hacia aliados tradicionales en Europa. Sin embargo, las repercusiones para México son aún más significativas, ya que el documento revive una visión de la Doctrina Monroe, que algunos analistas han apodado de manera jocosa como la Doctrina Donroe. Esta estrategia enfatiza el dominio estadounidense en el hemisferio occidental, enfocándose particularmente en la migración, el tráfico de drogas y la seguridad fronteriza.

Una de las preocupaciones más notables es la escasa atención que la estrategia presta a México, a pesar de ser un socio económico clave. Elementos como la cooperación energética y la integración comercial bajo el USMCA (Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá) son casi irrelevantes en el documento, lo que podría tener consecuencias serias para las relaciones bilaterales. Esta ausencia es preocupante, dado que la energía ocupa un lugar central en la política de EE. UU. y las relaciones internacionales actuales.

El enfoque energético de EE. UU.

La administración de Trump ha adoptado un enfoque de dominancia energética, donde la abundancia de recursos se considera una herramienta de poder nacional. Este cambio de paradigma permite a EE. UU. utilizar sus exportaciones energéticas como una palanca en el ámbito de la política exterior, buscando no solo la seguridad energética, sino también un acceso preferencial a los recursos a nivel global. Bajo esta estrategia, el objetivo es maximizar la producción interna de petróleo, gas y otras formas de energía, convirtiendo la cuestión energética en un instrumento de diplomacia y comercio.

Relaciones bilaterales y desafíos

Con el comercio, la migración y la seguridad en la mesa de negociaciones, la relación entre EE. UU. y México está entrando en una nueva fase estructural. El USMCA 2026 ha vuelto a poner en primer plano la discusión sobre la energía. El Congreso de EE. UU. ha presentado propuestas como la H.R. 5926, que otorgan poderes para hacer cumplir las disposiciones energéticas del USMCA, lo que indica que, si México no cumple, se tomarán medidas. Este tipo de legislación no es trivial; en su mayoría, los patrocinadores son representantes de Texas, un estado clave en el comercio energético con México.

Las empresas del sector energético también están alzando la voz. Organizaciones como el Instituto Americano del Petróleo y la Cámara de Comercio de EE. UU. han abogado por un entorno de inversión más estable y regulaciones que garanticen la igualdad de condiciones frente a las empresas estatales mexicanas. Su mensaje es claro: la incertidumbre pone en peligro la inversión y la innovación, así como la integración comercial.

La situación energética en México

La dependencia de México del gas natural estadounidense es considerable, ya que alrededor del 70% de su suministro proviene de EE. UU. Este gas es fundamental para la generación de más del 60% de la electricidad en México. Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada y la inacción en la promoción de nuevas fuentes de producción han dejado a México en una posición vulnerable, incapaz de satisfacer la creciente demanda energética.

Reformas constitucionales y sus implicaciones

Las reformas constitucionales de México, que refuerzan el control estatal sobre el sector energético, limitan la participación del capital privado y afectan la independencia regulatoria. Estas reformas chocan directamente con las disposiciones del USMCA sobre acceso al mercado y derechos de inversión. En consecuencia, existe una tensión inherente entre la visión nacional de México y las reglas del tratado comercial.

Este contexto es crítico para los negociadores mexicanos, quienes deben considerar sus necesidades energéticas en un momento en que las presiones políticas y económicas son intensas. La situación actual no es solo una cuestión de cumplimiento normativo, sino también de cómo se gestionan las relaciones de energía y comercio en un clima de creciente incertidumbre.

La seguridad energética se ha convertido en un asunto continental, donde la inversión y la fiabilidad son esenciales. La administración de Trump ha mostrado un interés real en reconfigurar paradigmas establecidos, lo que plantea incertidumbre en torno a cómo se abordará el USMCA en 2026. Si los tres países logran centrarse en una visión colectiva, podrían establecer un futuro energético competitivo y seguro para América del Norte; de lo contrario, podrían enfrentar un incremento en la incertidumbre y tensiones en las inversiones.