Lautaro Mambrini, joven jugador profesional, nos cuenta cómo el pádel se convirtió en parte integral de su vida: desde sus primeros pasos en la pista hasta sus objetivos internacionales.
En esta entrevista, Lautaro comparte experiencias, dificultades y consejos para quienes quieran acercarse a este deporte en crecimiento.
Los inicios de la carrera de Lautaro Mambrini
El deporte, como se sabe, muchas veces nace del simple deseo de divertirse. Esto fue exactamente lo que ocurrió con Lautaro Mambrini, quien creció en una familia que gestiona desde hace más de treinta años el club El Galpón Pádel.
Al principio se acercó al pádel solo por diversión, para luego enamorarse hasta convertirlo en una verdadera pasión.
¿Puedes contarnos cómo empezaste a jugar al pádel y qué fue lo que te hizo enamorarte de este deporte?
Arranqué a jugar al pádel de muy chico, al principio solo por diversión, sin imaginar que terminaría siendo parte esencial de mi vida. Con el tiempo me di cuenta de que la cancha era realmente mi lugar: la competencia, el ambiente y la energía del juego me atraparon para siempre. Además, en mi ciudad mi familia tiene un club de pádel —El Galpón Pádel— desde hace más de treinta años, así que crecí literalmente entre pistas. Eso marcó muchísimo mi camino.
Sabemos que vienes de una familia muy vinculada al pádel. ¿Cuánto influyó tu familia en tu camino?
Mi familia influyó muchísimo. Siempre estuvieron ahí, acompañándome en cada etapa, enseñándome valores que aún hoy guían mi carrera. Ese apoyo constante fue clave para que yo pudiera dedicarme al pádel con tanta pasión y compromiso.
Éxitos, dificultades y concentración: una vida de campeón a 360 grados
El deporte está hecho de momentos de gran exaltación y de desafíos que ponen a prueba la mente y el cuerpo. Todo atleta, tarde o temprano, experimenta la emoción de alcanzar un logro y la dificultad de superar obstáculos inesperados. Lautaro Mambrini cuenta cómo su primer torneo importante le hizo sentir el valor de años de esfuerzo, pero también cómo los nervios, el miedo a fallar, las lesiones y los viajes constantes fueron pruebas que afrontó con disciplina, resiliencia y el apoyo de un equipo sólido. Es precisamente en la gestión de estos altibajos donde se construye la fuerza y el crecimiento de un deportista.
¿Cuál ha sido el momento más emocionante de tu carrera hasta ahora? Y, al mismo tiempo, ¿hubo algún momento difícil en la pista en el que dominaran el miedo o la tensión? Si es así, ¿cómo lo afrontaste?
El momento más emocionante fue jugar mi primer torneo importante. Ahí sentí que todo el esfuerzo que venía haciendo desde chico realmente valía la pena.
También hubo momentos duros: nervios, tensión y miedo a fallar. Aprendí a gestionarlos respirando hondo, confiando en mi entrenamiento y recordando que cada punto se juega como si fuera el primero. Esa mentalidad me ayudó siempre a mantenerme firme.
¿Cuáles han sido las principales dificultades que te encontraste y cómo las superaste?
Las lesiones, los viajes constantes y estar lejos de casa fueron desafíos importantes. Pero con constancia, disciplina y el apoyo de un gran equipo de personas, siempre encontré la manera de volver más fuerte y seguir creciendo.
Durante un partido intenso o un torneo importante, ¿qué pensamiento te ayuda a mantenerte concentrado?
Me repito que lo más importante es disfrutar y jugar mi pádel. Cuando conecto con esa idea, todo fluye mejor y logro mantener la cabeza tranquila incluso en los momentos más tensos.
Tucumán te vio crecer y formarte. ¿Hay algo de tu ciudad que siempre lleves contigo en la pista?
Sí: la garra, la humildad y el orgullo de representar a mi provincia. Es algo que me acompaña siempre, cada vez que entro a la cancha.
¿Tienes algún ritual, gesto o costumbre antes de jugar que los demás no conozcan?
Antes de entrar a jugar, necesito un momento de silencio para enfocarme y visualizar el partido. Es mi forma de arrancar con la mente clara y en sintonía con lo que quiero hacer dentro de la pista.
Pádel: más que una simple pasión
El pádel no es solo un deporte: es un camino de crecimiento personal, relaciones y dedicación. Para quienes, como Lautaro Mambrini, lo viven a diario, la pasión va más allá de la competición en la pista, influyendo en la vida, en las decisiones y en la forma de relacionarse con compañeros, entrenadores y jóvenes aspirantes.
Si mañana tuvieras que vivir una vida completamente alejada del pádel, ¿cómo te la imaginarías?
Aunque no compitiera más, creo que mi vida seguiría ligada al deporte. Me imagino formando chicos, transmitiéndoles lo que aprendí y lo que el pádel me dio a lo largo de todos estos años.
¿Has conocido a personas, jugadores o entrenadores que te hayan cambiado la forma de ver el pádel o la vida?
Sí, encontré entrenadores y jugadores que me hicieron ver el pádel —y la vida— de otra manera. Hoy, por ejemplo, estoy trabajando en Italia con Camilo Masmut. Nos conocemos desde hace años, lo cual a veces genera un desafío por la confianza que tenemos, pero dentro de la pista hay un respeto enorme. Eso es fundamental para seguir creciendo juntos.
Si pudieras decirles algo solo a los jóvenes que te admiran, algo que nadie sepa de ti, ¿qué sería?
Les diría que me equivoqué mil veces, pero nunca dejé de intentar. La diferencia está en seguir adelante incluso cuando las cosas no salen. La constancia siempre termina marcando el camino.
¿Cómo es un día típico en tu vida como deportista profesional? ¿Cuánto tiempo dedicas al entrenamiento y a la preparación física?
Mi día está lleno de trabajo: entreno varias horas entre preparación física, técnica y recuperación. Dormir bien y alimentarme correctamente son tan importantes como los entrenamientos en pista. Es un trabajo integral.
En el pádel se juega casi siempre en pareja: ¿cómo eliges a tus compañeros y cómo construís esa conexión en la pista?
Para mí, la base de una pareja es la confianza y el respeto. La conexión se construye hablando, apoyándose mutuamente y remando siempre para el mismo lado. Cuando eso está, todo se potencia.
Mirando hacia adelante: un futuro prometedor
Para un deportista, el futuro es un desafío constante, lleno de ambición, crecimiento personal y equilibrio entre la vida profesional y la personal.
¿Cuáles son los objetivos que te has propuesto para los próximos años? ¿Hay torneos internacionales que sueñes con ganar?
Mis objetivos están claros: seguir creciendo como jugador, competir en los mejores torneos del mundo y luchar por títulos internacionales. Ese es el camino que quiero seguir.
¿Cómo consigues equilibrar tu vida personal con tu carrera deportiva?
Consigo el equilibrio valorando cada momento: entrenar al máximo cuando toca hacerlo y desconectar de verdad cuando estoy con mi gente. Ese balance es fundamental para mantenerme bien física y mentalmente.
¿Qué consejo le darías a un chico o una chica que quiera empezar a jugar al pádel?
Que disfruten, que tengan paciencia y que trabajen día a día. Me gusta decir que el pádel te devuelve todo lo que le das. Y es realmente así.



