El océano es un vasto mundo lleno de secretos y oportunidades pero, hasta ahora, ha estado marcado por la falta de regulaciones efectivas. El reciente Tratado sobre la conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional (BBNJ) representa un paso histórico hacia la gobernanza de estos espacios. Adoptado en 2023 tras casi dos décadas de negociaciones, este tratado busca establecer un marco claro para la gestión y conservación de la alta mar, que cubre más del 60% de los océanos. En este artículo, analizaremos su importancia y las oportunidades que ofrece, especialmente para países como Argentina.
La alta mar como un territorio en disputa
La alta mar, hasta ahora considerada un limbo jurídico, ha sido un terreno fértil para la explotación sin límites. Con una biodiversidad marina aún por descubrir y recursos genéticos que despiertan el interés de diversas industrias, este vasto espacio es cada vez más codiciado. Mientras que los países más desarrollados han tenido acceso a estos recursos, los países en desarrollo han quedado relegados, lo que ha generado una asimetría en la distribución de beneficios. El BBNJ busca revertir esta situación mediante la creación de un marco normativo que promueva la equidad en el acceso y uso de los recursos marinos.
Los pilares del tratado BBNJ
El tratado cuenta con cuatro instrumentos clave que buscan transformar la forma en que se gestionan los recursos marinos. Primero, establece mecanismos para compartir los beneficios derivados de los recursos genéticos, que hasta hoy se han extraído sin compensación. Segundo, promueve la creación de áreas marinas protegidas, fundamentales para la conservación de ecosistemas vulnerables. Tercero, exige evaluaciones de impacto ambiental para actividades que puedan causar daño, asegurando que el desarrollo no comprometa la salud de los océanos. Finalmente, fomenta la transferencia de tecnología a los países en desarrollo, permitiendo que estos también puedan participar activamente en la investigación y explotación sostenible.
Oportunidades para Argentina
Argentina tiene un interés directo en la implementación del BBNJ. Con una plataforma continental superior a los seis millones de kilómetros cuadrados, el país no solo tiene grandes expectativas en términos de recursos, sino que también puede reivindicar su soberanía de manera efectiva. Ratificar el tratado no sería únicamente un gesto simbólico; sería una afirmación de su posición en el escenario internacional. No participar en las negociaciones sería como tener una propiedad frente al mar y no involucrarse en el consorcio que decide su cuidado. Es una oportunidad para que Argentina se posicione como un jugador clave en la gobernanza oceánica.
Un papel activo en la gobernanza internacional
La diplomacia argentina ha estado activa en la negociación del BBNJ, lo que resalta la importancia de ratificar el tratado. No hacerlo implicaría desperdiciar años de trabajo y reputación construida en la mesa de negociación. Con el Atlántico Sur en el centro de disputas por pesca ilegal y el creciente interés de actores extrarregionales, estar presente en las decisiones sobre la alta mar es vital. El BBNJ ofrece herramientas para regular actividades económicas y establecer zonas protegidas, lo que es crucial para proteger los intereses nacionales y proyectar influencia en un área de creciente competencia.
Beneficios adicionales del BBNJ
Además de las oportunidades económicas y de soberanía, el BBNJ abre la puerta a la cooperación científica y tecnológica, un aspecto fundamental para el desarrollo de capacidades en los países en desarrollo. Este tratado permite el acceso a recursos y conocimientos que pueden ser decisivos para el avance de la ciencia marina. La inclusión de cláusulas para la transferencia de tecnología y financiamiento para la investigación significa que Argentina puede elevar su perfil en la comunidad científica global y contribuir al conocimiento sobre el océano.
La salud del océano depende de la cooperación
La salud de los ecosistemas marinos no respeta fronteras políticas; por lo tanto, lo que suceda en alta mar afectará directamente a los recursos bajo jurisdicción nacional. Al integrar a Argentina en un marco de gobernanza multilateral, se asegura que el país no solo defienda sus intereses, sino que también participe en la creación de reglas que beneficien a todos. La defensa del interés marítimo argentino no se basa en rechazar las normas internacionales, sino en ser parte activa de su creación y adaptación.
Una mirada hacia el futuro
El BBNJ no solo representa una oportunidad para una mejor gestión de los recursos marinos, sino que también es un paso hacia un enfoque más sostenible y equitativo en la gobernanza oceánica. La implementación efectiva del tratado puede ayudar a equilibrar la balanza entre los países que tienen acceso a tecnología y recursos y aquellos que no. La alta mar es, sin duda, la última frontera del orden global, y tener un marco claro y justo es esencial para el futuro de nuestros océanos.
Federico Merke es Profesor Asociado de la Universidad de San Andrés y Eugenia Testa es Directora del Círculo de Políticas Ambientales.