La historia de una pintura del siglo XVIII ha dado un giro sorprendente tras casi un cuarto de siglo de ausencia. La obra, que retrata a San Francisco de Asís, fue sustraída en un asalto a la iglesia de San Francisco Mazapa en el estado de México, el 6 de enero de 2001. Desde su robo, la comunidad ha mantenido la esperanza de recuperar este valioso patrimonio cultural que simboliza su identidad y fe.
Con una datación del 3 de diciembre de 1747, esta obra de arte se ha convertido en un ícono local. Su regreso ha sido ampliamente celebrado, no solo como un triunfo para el arte, sino también como un momento de reflexión para los habitantes de Mazapa, quienes consideran que la pintura es una parte esencial de su historia y legado.
El proceso de recuperación
La trama de la recuperación comenzó hace aproximadamente ocho años, cuando el cuadro fue llevado a la casa de subastas Morton Subastas en la Ciudad de México. El propietario, al entregarlo en consignación, no sabía que este era un objeto robado. Durante el proceso de catalogación, se realizó una búsqueda en la Art Loss Register, una base de datos que rastrea obras de arte y antigüedades perdidas a nivel mundial. En ese momento, se identificó que el cuadro había sido denunciado como robado, lo que llevó a suspender el proceso de subasta.
Los desafíos legales
El camino hacia la restitución no fue sencillo. Según el historiador David Collepardo, quien trabaja en Morton, el proceso se vio entorpecido por cuestiones legales complejas. Aunque se intentó contactar al individuo que llevó el cuadro a la subasta, no se obtuvo respuesta. Este es un hecho común en el contexto de robos de arte sagrado en México, donde muchas veces las investigaciones se centran más en recuperar las piezas que en perseguir penalmente a los responsables del robo.
El gobierno mexicano ha promovido una campaña internacional para la recuperación de artefactos nacionales bajo el lema #MiPatrimonioNoSeVende, enfatizando la importancia de preservar el patrimonio cultural.
La celebración del regreso
El 9 de noviembre de este año, la comunidad de Mazapa se unió en una emotiva ceremonia para celebrar la reintegración de la pintura en su lugar original. Más de 1,000 residentes se congregaron en la iglesia para presenciar este evento significativo. El regreso del cuadro, que muestra a San Francisco sosteniendo un crucifijo y un esqueleto, se ha interpretado como un símbolo de esperanza y fe renovada.
El significado de la obra
La pintura no solo es notable por su tamaño, que mide 159 centímetros de alto por 101 centímetros de ancho, sino también por los detalles que la configuran. San Francisco se representa con las estigmas en manos y pies, reminiscencias de su experiencia espiritual en el Monte de la Verna. Al pie de la figura, un cordero observa con devoción, mientras el santo se aleja de un globo terráqueo, simbolizando su rechazo a lo mundano. La obra lleva una dedicatoria al alcalde indígena Don Gregorio Juan, quien fue una figura clave en la historia de Mazapa.
El sacerdote de la parroquia, Teodoro García Romero, expresó que la llegada del cuadro representa una parte irremplazable de la identidad de la comunidad. “La recuperación de nuestra pintura tiene un significado inexplicable para la fe de los habitantes locales”, afirmó con emoción.
La Art Loss Register también compartió su satisfacción a través de redes sociales, destacando que este evento es un recordatorio de que el patrimonio cultural que se teme perdido para siempre puede regresar a su hogar. Con el apoyo de Morton Subastas, se cubrieron todos los gastos relacionados con la restitución, reafirmando el compromiso con la protección del patrimonio artístico de México.
Así, la historia del cuadro de San Francisco de Asís no solo es un relato de recuperación de arte, sino un testimonio del poder de la comunidad y la importancia de mantener viva la herencia cultural.

