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Un incidente inesperado
En noviembre de 2022, Kerri Absolom vivió una experiencia que jamás imaginó. Mientras se preparaba para salir de casa, sintió un extraño calor en su bolsillo. Lo que parecía ser un día normal se tornó en una pesadilla cuando su dispositivo de vapeo, que había guardado sin preocupaciones, comenzó a emitir humo.
La batería de litio del vaporizador había explotado, provocando quemaduras de tercer grado en su pierna.
La joven, ahora recuperada, decidió compartir su historia con el mundo, no solo para advertir sobre los peligros de estos dispositivos, sino también para ayudar a otros a evitar situaciones similares.
«Cuando vi que una pequeña llama empezaba a parpadear en mi bolsillo, traté furiosamente de apagarla con mis manos», relató Kerri, quien no podía imaginar la gravedad de lo que estaba sucediendo.
Las consecuencias de un accidente
El momento fue caótico.
Su esposo, Christopher, intentó ayudarla mientras las llamas se intensificaban. «Vimos chispas saliendo como fuegos artificiales», recordó. La situación se volvió crítica y, al darse cuenta del daño que había sufrido, Kerri fue llevada de urgencia al hospital. Allí, los médicos confirmaron que las quemaduras eran severas y que necesitaría un tratamiento extenso, incluyendo un injerto de piel.
La recuperación fue un proceso doloroso y complicado. Kerri no solo tuvo que lidiar con el dolor físico, sino también con las secuelas psicológicas que dejó el accidente. «Me costaba dormir porque estaba en un estado de miedo constante», confesó.
Las reacciones alérgicas a los analgésicos y la ansiedad por posibles explosiones durante la noche hicieron que su recuperación fuera aún más difícil.
Una advertencia para todos
Este incidente pone de relieve la importancia de la seguridad al usar dispositivos de vapeo. Las baterías de litio, aunque son comunes en muchos dispositivos electrónicos, pueden ser extremadamente peligrosas si no se manejan adecuadamente. Los expertos advierten sobre la necesidad de seguir las instrucciones del fabricante y de no dejar los dispositivos en lugares donde puedan sufrir daños.
Kerri, a pesar de las secuelas, se ha convertido en una voz activa en la comunidad, instando a otros a ser conscientes de los riesgos. «No quiero que nadie más pase por lo que yo pasé», afirmó. Su historia es un recordatorio de que, aunque el vapeo puede parecer inofensivo, los accidentes pueden ocurrir y las consecuencias pueden ser devastadoras.