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Un criminal infame en el conurbano
Sergio Orlando Leiva, apodado «El Negro Sombra», fue una figura temida en el conurbano bonaerense. Su carrera delictiva comenzó a fines de los años 90, cuando fue condenado por tenencia de armas de guerra.
Sin embargo, su notoriedad se consolidó a través de una serie de secuestros extorsivos que lo llevaron a ser uno de los criminales más buscados de Argentina. En 2004, su detención marcó el inicio de un largo proceso judicial que culminó en una condena de 34 años de prisión por múltiples delitos, incluyendo homicidios y secuestros.
La vida tras las rejas y su liberación
Después de pasar años en diversas unidades penitenciarias, Leiva fue beneficiado con la prisión domiciliaria en 2019, tras cumplir más de dos tercios de su condena. Este cambio de escenario no significó un alejamiento de su pasado criminal.
A pesar de las restricciones impuestas, como no alejarse más de 100 kilómetros de su hogar en Tigre, su vida continuó marcada por la violencia y el crimen. La tobillera electrónica que llevaba puesta al momento de su muerte era un recordatorio constante de su oscuro legado.
El trágico desenlace de El Negro Sombra
El lunes pasado, la vida de Leiva llegó a un abrupto final cuando fue asesinado a tiros en un asentamiento de Tigre. Las circunstancias de su muerte, que apuntan a un posible ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico, han generado una ola de especulaciones y un renovado interés en su historia.
Testigos informaron que fue atacado por dos hombres en un aparente conflicto personal. A pesar de ser trasladado de urgencia a un hospital, no logró sobrevivir a las heridas. La investigación sobre su asesinato ha recaído en la UFI El Talar, mientras las autoridades buscan dar con los responsables de este crimen.
Un legado de terror y violencia
La historia de El Negro Sombra es un recordatorio escalofriante de cómo el crimen puede consumir vidas y comunidades. Su trayectoria delictiva, marcada por el secuestro de figuras prominentes y la extorsión, dejó una huella imborrable en la sociedad argentina. A medida que las autoridades investigan su muerte, queda la pregunta de qué legado dejará un hombre cuya vida estuvo marcada por la violencia y el miedo. ¿Servirá su trágico final como una advertencia para otros involucrados en el mundo del crimen? Solo el tiempo lo dirá.
