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En un contexto donde la economía brasileña busca recuperarse, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, ha presentado una propuesta que promete cambiar el panorama fiscal del país. La exención del impuesto de renta para quienes ganan hasta R$ 5.000 es una medida que, según el gobierno, beneficiará a cerca de 10 millones de contribuyentes.
Este anuncio, realizado durante una visita a la fábrica de Toyota en Sorocaba, ha generado tanto expectativas como críticas.
Desafíos en la implementación de la exención
Haddad reconoció que la propuesta de exención era un «abacaxi para descascar», refiriéndose a la complejidad técnica que conlleva su implementación.
A pesar de las dificultades, el gobierno ha decidido avanzar con la formalización de esta medida, que fue prometida tanto por Lula como por Bolsonaro durante la campaña electoral de 2022. La exención no solo busca aliviar la carga fiscal de los trabajadores, sino también estimular el consumo y, por ende, la economía.
Impacto en la clase media y el mercado laboral
La propuesta de Haddad se enmarca dentro de un conjunto de medidas que buscan beneficiar a la clase media. Junto a la exención del impuesto de renta, se ha anunciado la liberación del saldo del FGTS para trabajadores despedidos y la creación de un nuevo modelo de crédito consignado que permitirá a los trabajadores formales acceder a préstamos con descuentos en nómina.
Estas iniciativas están diseñadas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y fomentar el crecimiento económico.
Perspectivas económicas y futuras acciones del gobierno
El presidente Lula ha enfatizado que aumentar la renta de los más pobres es fundamental para reactivar la economía.
Según él, más dinero en los bolsillos de los ciudadanos significa más consumo, lo que a su vez genera empleo y crecimiento en el comercio y la industria. Además, el gobierno está preparando nuevas acciones para ampliar el acceso a financiamientos más asequibles, como el programa «Minha Casa, Minha Vida». Sin embargo, la implementación de estas medidas requerirá un sacrificio fiscal significativo, con una renuncia de R$ 25,8 mil millones en ingresos.
Con la mirada puesta en el futuro, el gobierno espera que estas políticas no solo alivien la carga fiscal de los ciudadanos, sino que también impulsen un crecimiento sostenible y equitativo en Brasil. La aprobación de estas medidas será crucial, especialmente con las elecciones presidenciales de 2026 en el horizonte.
