El Mundial de Clubes de la FIFA 2025 ya está aquí y, con él, una lluvia de dinero que promete cambiar el panorama del fútbol. Sin embargo, esta bonanza económica puede acentuar aún más las desigualdades existentes en el fútbol latinoamericano, donde la brecha entre los equipos grandes y pequeños parece inabarcable.
Recompensas millonarias en juego
FIFA no escatima en anuncios: el torneo, que comienza este sábado en Estados Unidos, repartirá más de mil millones de dólares en premios, un récord absoluto. El ganador se llevará hasta 125 millones de dólares, una cifra que representa el 38% del valor total del plantel de Flamengo, el club más costoso de la región según Transfermarkt.
Sin embargo, el verdadero juego comienza mucho antes de la final. La mera participación garantiza a los equipos sudamericanos una compensación de 15.2 millones de dólares, una suma que, irónicamente, se acerca al valor total de Atlético Nacional, el club más laureado de Colombia. En contraste, los equipos de Norteamérica recibirán 9.5 millones, una cifra que apenas cubre el costo del jugador más caro del fútbol mexicano.
Disparidades en el campo
El panorama se oscurece aún más cuando se observa que los clubes más ricos de Argentina y Brasil, como River Plate y Palmeiras, dominarán el torneo. Estos equipos ya cuentan con presupuestos desmesurados, lo que significa que, mientras ellos recogen premios, los demás luchan por sobrevivir. «Estas son cifras significativas que requieren ser invertidas en competir», afirmó Jorge Brito, presidente de River Plate, reflejando la presión que sienten los clubes.
Un futuro incierto
Pero no todo es color de rosa. La presión económica y el aumento de salarios y tarifas de transferencia han llevado a algunos líderes en Brasil a clamar por regulaciones financieras. Christian Solano, autor de El negocio del fútbol, advierte sobre una burbuja que podría estallar en cualquier momento, cuestionando si los patrocinadores podrán mantener el ritmo de gastos.
Las voces críticas son cada vez más fuertes. ¿Puede el fútbol sudamericano sostener este modelo financiero? La realidad es que la llegada de estos nuevos millones podría ser un arma de doble filo, beneficiando a unos pocos mientras muchos otros se quedan atrás en la lucha por la supervivencia.
¿Qué pasará después?
La incertidumbre es palpable. ¿Están los clubes preparados para manejar este nuevo flujo de dinero? O, por el contrario, ¿se convertirán en víctimas de un sistema que favorece solo a unos pocos? La respuesta a estas preguntas podría definir el futuro del fútbol en la región.