En un país donde la cerveza es un símbolo de identidad, el lúpulo mexicano comienza a hacerse un nombre. Durante más de un siglo, México dependió de lúpulo importado, pero las cosas están cambiando. Desde hace una década, emprendedores locales se han lanzado al desafío de cultivar su propio lúpulo, y lo que antes parecía un sueño lejano ahora se está convirtiendo en una realidad palpable.
El inicio de un sueño cervecero
Matías Veracruz, co-propietario de la cervecería Monstruo de Agua en la Ciudad de México, explica que desde sus inicios, su objetivo ha sido claro: “Queremos cerveza hecha en México con ingredientes 100% mexicanos”. Sin embargo, la historia del lúpulo en México es compleja. Durante mucho tiempo, los cerveceros dependieron de lúpulo importado de regiones como el Valle de Yakima en Washington, y otros lugares de renombre en el mundo, como Alemania y Nueva Zelanda. Pero esa dependencia ya no es suficiente.
Los pioneros del lúpulo mexicano
Miguel Loza, uno de los primeros en intentar cultivar lúpulo en el país, comenzó su proyecto en 2011 en el Valle de Guadalupe. “Estaba completamente solo”, recuerda. Sin embargo, su esfuerzo rindió frutos, obteniendo hasta un kilo y medio de lúpulo por planta. Aunque tuvo que abandonar su granja tras enfrentar problemas familiares, su dedicación marcó el camino para otros.
Innovación y experimentación
En 2020, Daniele Gamba lanzó Lupex en Jalisco, un proyecto más pequeño que buscaba experimentar con diferentes variedades de lúpulo. A pesar de que su producción fue prometedora, la falta de terreno adecuado y la resistencia de los agricultores locales frenaron su crecimiento. Por otro lado, Claudia Viloria y su socio comenzaron Lúpulos Igor en Puebla, cultivando lúpulo hidropónicamente. “El crecimiento de la industria cervecera está disparándose, y las tarifas de importación hacen que nuestra propuesta sea valiosa”, asegura Claudia.
Desafíos y oportunidades
A medida que el lúpulo mexicano empieza a florecer, también lo hacen los desafíos. Muchos cerveceros aún prefieren importar lúpulo de alta calidad a precios competitivos. Sin embargo, existe un creciente interés por parte de algunos productores locales que buscan crear cervezas 100% mexicanas. La clave está en la colaboración y el intercambio de conocimientos entre los cultivadores y los cerveceros.
El futuro del lúpulo en México
“La industria necesita transparencia”, afirma Oscar Martínez de GroAltos. Sin embargo, el camino hacia la autosuficiencia no es fácil. La inversión en infraestructura y la creación de redes de colaboración son esenciales para el crecimiento del sector. Al final del día, el lúpulo local no solo representa una alternativa; es una oportunidad para recuperar la soberanía comercial en un sector que, de manera innegable, es parte de la identidad mexicana.
Con cada nuevo proyecto que florece, la esperanza de un futuro brillante para el lúpulo mexicano se hace más tangible. Las marcas que apuestan por esta producción local están listas para enfrentar el reto, y el futuro del lúpulo en México promete ser tan emocionante como la cerveza misma.