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Un crimen que sacudió a la sociedad
El caso de Catalina Gutiérrez ha dejado una profunda huella en la comunidad de Córdoba. La joven de 21 años fue asesinada el 17 de julio de 2024 por Néstor Soto, un compañero de la facultad de Arquitectura.
Este trágico suceso ha generado un intenso debate sobre la violencia de género y la percepción de la justicia en Argentina. Durante el juicio, Soto se declaró culpable, pero se distanció de la figura de femicidio, argumentando que su crimen no encajaba en esa categoría.
Sin embargo, la sociedad no puede ignorar el contexto de violencia que rodea a este caso.
La estrategia de defensa y la búsqueda de justicia
La defensa de Soto ha intentado desviar la atención hacia su estado emocional y su vida antes del crimen.
En sus declaraciones, el acusado se mostró arrepentido y nostálgico, recordando tiempos más felices. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para mitigar el dolor de la familia de Catalina, que busca justicia. La fiscalía ha modificado la acusación, eliminando el agravante de alevosía y sumando la figura de «criminis causa», lo que implica que el asesinato fue cometido para ocultar otro delito.
Esto ha generado aún más tensión en un juicio que ya es altamente mediático.
Pruebas que revelan la verdad
Uno de los momentos más impactantes del juicio fue la presentación de las pruebas por parte del detective Rodolfo Palazzi. Los mensajes de texto y las grabaciones de las últimas horas de Catalina han dejado al descubierto la manipulación de Soto.
Tras el crimen, él intentó crear una coartada, enviando mensajes a la víctima como si ella estuviera viva. Las cámaras de seguridad también jugaron un papel crucial, mostrando cómo se deshizo del cuerpo de Catalina. Estos elementos han sido fundamentales para que la justicia pueda esclarecer los hechos y determinar la verdadera naturaleza del crimen.
