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El reciente triunfo de la película ‘Ainda Estou Aqui’ en los Oscars ha desatado un torbellino de reacciones en las redes sociales, evidenciando la creciente polarización política en Brasil. Dirigida por Walter Salles y protagonizada por Fernanda Torres, la película ha sido objeto de controversia desde su estreno, pero su reconocimiento en la ceremonia del 2 de marzo intensificó las críticas, especialmente entre sectores de la derecha.
El contexto de la controversia
Desde el año pasado, grupos conservadores han promovido campañas de boicot contra la película, argumentando que presenta una visión distorsionada de la historia brasileña, particularmente del periodo militar. Estos ataques se han intensificado tras la victoria en los Oscars, convirtiéndose en un tema candente en grupos de WhatsApp y Telegram.
La narrativa de que el filme es un ‘lixo esquerdista’ ha circulado ampliamente, descalificando no solo la obra, sino también a sus creadores.
Desinformación y ataques personales
Entre las críticas más virulentas se encuentra la asociación de Walter Salles con su hermano, João Moreira Salles, quien ha sido vinculado erróneamente con el crimen organizado.
Este tipo de ataques busca crear un vínculo entre el director y actividades ilegales, a pesar de la falta de evidencia. Por otro lado, Fernanda Torres ha sido acusada de beneficiarse de la Ley Rouanet, una afirmación que ha sido desmentida, ya que no ha recibido fondos públicos para su trabajo.
La polarización cultural en Brasil
La discusión en torno a ‘Ainda Estou Aqui’ no solo refleja un conflicto sobre el cine, sino que también pone de manifiesto cómo la cultura se ha convertido en un campo de batalla en la política brasileña.
Para muchos en la izquierda, la película simboliza un reconocimiento de la memoria histórica y la lucha contra regímenes autoritarios. En contraste, la derecha la ve como un ejemplo de ‘dominio cultural marxista’, atacando así los valores conservadores. Este fenómeno resalta la importancia de la desinformación y las teorías conspirativas en la configuración de la opinión pública, donde el cine se convierte en un vehículo para la polarización ideológica.