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La situación actual del mercado ganadero
En el último año, el mercado ganadero argentino ha experimentado cambios significativos que han impactado tanto a productores como a consumidores. Desde octubre pasado, el precio del novillito en Cañuelas ha aumentado un 60%, contrastando con una inflación del 11% en el mismo período. Este aumento en los precios refleja una oferta a la baja y una menor actividad en la exportación, que ha caído del 30% al 25% de la demanda total. A pesar de estos desafíos, el consumo interno parece resistir, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta tendencia.
Desafíos en la producción y vacunación
La reciente Segunda Campaña de Vacunación contra la Aftosa de 2024 ha revelado una disminución preocupante en el número de animales inoculados, con una caída de 823 mil cabezas. Este descenso se ha visto reflejado en la reducción del stock ganadero, que podría caer a 51,4 millones de cabezas, el nivel más bajo en 14 años. A pesar de que se esperaba una recuperación en el número de terneros, los datos indican que esta no se ha materializado, lo que podría tener repercusiones a largo plazo en la producción ganadera.
Perspectivas del mercado internacional
A nivel internacional, el mercado ganadero muestra señales de optimismo, con volúmenes récord y un aumento de precios del 10%-15% interanual. Sin embargo, la situación interna de Argentina plantea un desafío considerable. La faena de equilibrio se estima entre 13,1 y 13,4 millones de cabezas anuales, mientras que en 2024 se faenaron alrededor de 14 millones, lo que indica una presión sobre el stock ganadero. La participación de las hembras en la faena también ha aumentado, lo que podría afectar la capacidad de reproducción del ganado en el futuro.
Impacto regional y futuro del sector
Las caídas en la vacunación varían por provincia, con Santiago del Estero y Salta mostrando las disminuciones más significativas. Esto sugiere que el daño causado por la sequía de 2022/2023 aún se está evaluando y podría tener efectos duraderos en la producción ganadera. En el mejor de los casos, se espera que en 2025 se alcance un equilibrio entre faena, mortandad y nacimientos, pero el camino hacia la recuperación parece complicado.