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¿Qué impulsa el populismo de extrema derecha?
El auge del populismo de extrema derecha en las democracias occidentales ha suscitado un intenso debate entre académicos y analistas políticos. Las explicaciones varían, pero muchas coinciden en que este fenómeno se alimenta de sentimientos de abandono y resentimiento hacia las élites.
En un mundo donde la globalización ha transformado economías y sociedades, los líderes populistas han sabido capitalizar el descontento de aquellos que se sienten marginados.
Desigualdades socioeconómicas y culturales
Las desigualdades que explota la extrema derecha no son únicamente económicas.
También hay diferencias en educación, cultura y estilo de vida que crean una brecha entre «el pueblo» y las élites. En Estados Unidos, por ejemplo, los votantes de Trump provienen en gran parte de regiones donde la industria ha desaparecido, dejando a muchos sin empleo y con un profundo sentido de pérdida.
Este fenómeno se repite en Europa, donde partidos como la Frente Nacional en Francia atraen a trabajadores de áreas en declive económico, así como a pequeños burgueses que temen la llegada de inmigrantes.
El caso de Brasil y Jair Bolsonaro
Sin embargo, el populismo de extrema derecha en Brasil presenta características únicas que desafían las explicaciones convencionales. A diferencia de otros contextos, los seguidores de Jair Bolsonaro no son necesariamente los más desfavorecidos. De hecho, muchos de sus votantes provienen de clases medias y altas, con un fuerte componente evangélico.
Este grupo, que se siente amenazado por cambios sociales y económicos, ha encontrado en Bolsonaro una voz que resuena con sus preocupaciones sobre la moralidad y el papel del Estado.
La búsqueda de una nueva narrativa
El discurso populista en Brasil no se basa en el resentimiento hacia las élites, sino en una visión de progreso individual y rechazo a la acción colectiva. Esto plantea un desafío para quienes buscan entender este fenómeno: no se trata solo de criticar a los líderes populistas, sino de comprender las experiencias sociales que los respaldan. La popularidad de Bolsonaro puede ser vista como un reflejo de una sociedad que valora el esfuerzo individual y desconfía de las instituciones públicas, consideradas corruptas y ineficaces.