Table of Contents
¿Qué es el equinoccio de marzo?
El equinoccio de marzo marca un momento crucial en el calendario, ya que señala el inicio del otoño en el hemisferio sur y la llegada de la primavera en el hemisferio norte.
Este fenómeno ocurre cuando el Sol se posiciona directamente sobre el ecuador, resultando en días y noches de igual duración. En Argentina, este evento se celebra el 20 de marzo, dando paso a una nueva estación que trae consigo cambios en la naturaleza y en la vida cotidiana.
Significado astrológico del equinoccio
Desde una perspectiva astrológica, el equinoccio de marzo no solo representa un cambio estacional, sino que también da inicio al año astrológico. Este momento es significativo porque el Sol entra en el signo de Aries, un signo de fuego que simboliza nuevos comienzos y energía renovada.
La astróloga Beatriz Leveratto describe esta energía como un “Big Bang”, una explosión de potencial que invita a la acción y a la creación. Aries, siendo el primer signo del zodiaco, nos anima a iniciar proyectos y a dar pasos audaces hacia nuestras metas.
Tradiciones culturales en torno al equinoccio
A lo largo de la historia, diversas culturas han celebrado el equinoccio de marzo con rituales y festividades. En la antigüedad, los pueblos celtas realizaban ceremonias para honrar la llegada de la primavera, mientras que en Suramérica, los pueblos originarios andinos celebran el Pawcar Raymi, que significa “fiesta de florecimiento” en quechua.
Este festival es una de las celebraciones más importantes en Ecuador, donde se rinde homenaje a la cosecha y a la madurez de los frutos sembrados durante el año. Estas tradiciones no solo reflejan la conexión de las comunidades con la tierra, sino que también resaltan la importancia de la renovación y el crecimiento.
Diferencias entre equinoccios y solsticios
Es común confundir los equinoccios con los solsticios, pero son fenómenos distintos. Mientras que los equinoccios se caracterizan por la igualdad de luz y oscuridad, los solsticios representan los extremos de estas. El solsticio de junio, por ejemplo, marca el inicio del verano en el hemisferio norte y el invierno en el sur, conocido como “la noche más larga”. En diciembre, esta dinámica se invierte, y el hemisferio sur celebra el verano con el día más largo. Comprender estas diferencias es esencial para apreciar la riqueza de los ciclos naturales que rigen nuestro planeta.