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Un aterrizaje inesperado
Hace un mes, un Cessna 210 aterrizó en un campo privado en Ibicuy, Entre Ríos, dejando tras de sí un cargamento de 359 kilos de cocaína. Este evento no solo sorprendió a las autoridades, sino que también desató una serie de acontecimientos que cambiarían la vida de Jade Isabela Callaú, una joven boliviana de 21 años, y su madre, Patricia Barriga.
Al descubrir el avión en su propiedad, el dueño del campo alertó a la policía, lo que llevó a la captura de Carlos Costas Días, el piloto, y de Jade, quien se encontraba en el lugar sin saber la magnitud de la situación.
La relación tóxica
Patricia Barriga, madre de Jade, ha compartido su angustia y confusión tras la detención de su hija. En sus declaraciones, revela que Jade había estado involucrada en una relación tóxica con Costas Días, un hombre con un oscuro pasado criminal.
«Ella se equivocó, estaba enceguecida y atrapada en una relación sin salida», confiesa Patricia. A pesar de las advertencias de su familia y amigos, Jade se sintió atrapada y amenazada, lo que la llevó a acompañar a Costas en un viaje que resultó ser un desastre.
La madre de Jade asegura que su hija no es narcotraficante y que fue manipulada por su pareja.
La lucha por la verdad
La situación se complica aún más con rumores sobre la posible conexión de Jade con un influyente jefe narco en Bolivia.
Patricia, sin embargo, defiende la inocencia de su hija, afirmando que su familia es humilde y que no tienen vínculos con el narcotráfico. «Nos han ensuciado gratuitamente», dice, mientras intenta encontrar pruebas que demuestren el maltrato y acoso psicológico que su hija sufrió a manos de Costas. La madre está decidida a desvincular a Jade de su pareja en el juicio, buscando la menor condena posible para su hija.
Visitas y esperanza
Las visitas a la cárcel de Ezeiza han sido emotivas y desgarradoras. Patricia ha podido ver a su hija en varias ocasiones, y aunque la situación es difícil, se siente aliviada al saber que Jade está bien físicamente. «Acá las cárceles no son tan malas como en Bolivia», comenta Patricia, quien ha dejado a su hija una Biblia y le ha instado a aferrarse a la fe. La madre planea regresar en junio para celebrar el cumpleaños de Jade, con la esperanza de que la verdad salga a la luz y su hija pueda ser liberada.
