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La reciente tensión entre el Congreso Nacional y el gobierno de Lula da Silva (PT) ha cobrado protagonismo, especialmente en lo que respecta al cumplimiento de acuerdos firmados en 2024 sobre el pago de emendas parlamentarias. Los legisladores han dejado claro que podrían paralizar votaciones si el Ejecutivo no resuelve esta situación, lo que marca un nuevo capítulo en la relación entre ambos poderes.
Prórroga del mandato de la CMO
El pasado jueves, los parlamentarios aprobaron la prórroga del mandato de la actual Comisión Mista de Orçamento (CMO) hasta que se apruebe la Ley Orçamentária Anual (LOA) de 2025. Este movimiento, respaldado por los presidentes de la Cámara y del Senado, podría alterar el cronograma de votaciones del presupuesto, que ya se encuentra retrasado.
La falta de un calendario claro ha generado incertidumbre sobre la ejecución del presupuesto por parte del gobierno federal.
Demandas de los parlamentarios
Los legisladores han expresado su descontento ante la falta de pagos de aproximadamente R$ 7 mil millones en emendas, lo que ha llevado a un clima de tensión en el Congreso.
Sin la inclusión de estos pagos en el presupuesto, advierten que no se votará la LOA ni otras iniciativas de interés del Ejecutivo. Este monto incluye R$ 3,8 mil millones en emendas de comisión que fueron suspendidas y R$ 3 mil millones en emendas extras prometidas a cambio de apoyo legislativo.
Reacciones del gobierno y posibles soluciones
Ante esta situación, miembros del gobierno han sido alertados sobre el creciente descontento entre los parlamentarios. La nueva ministra de articulación política, Gleisi Hoffmann, está en conversaciones con líderes de ambas cámaras para encontrar una solución.
Se espera que se realicen reuniones en los próximos días para abordar este tema crucial, especialmente en un momento en que el gobierno busca revertir la caída en su popularidad y avanzar con proyectos prioritarios, como la exención del Impuesto de Renta para quienes ganan hasta R$ 5.000.
La situación actual refleja la complejidad de la relación entre el Legislativo y el Ejecutivo en Brasil, donde las promesas no cumplidas han generado un ambiente de desconfianza. A medida que se acercan las votaciones, la presión sobre el gobierno para resolver estos problemas se intensifica, y los próximos días serán decisivos para determinar el rumbo del presupuesto y la estabilidad política en el país.
