La realidad del calentamiento global
En 2024, el mundo se enfrenta a una crisis climática sin precedentes. La concentración de CO₂ y otros gases de efecto invernadero ha alcanzado niveles históricos, superando cualquier registro de los últimos 800,000 años. Este aumento no solo es preocupante por sí mismo, sino que también ha llevado a un incremento acelerado del nivel del mar, que ha alcanzado cifras récord. La última década ha sido la más calurosa de la historia, y los datos recientes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirman que el calentamiento global es una realidad innegable.
Temperaturas extremas y sus consecuencias
El informe de la OMM revela que 2024 ha sido el año más caliente registrado, con una temperatura media global que supera en 1,5°C los niveles preindustriales. Este aumento de temperatura tiene consecuencias devastadoras. Los océanos, que han absorbido cerca del 90% del calor adicional, han alcanzado temperaturas récord, lo que afecta a los ecosistemas marinos y contribuye a la pérdida de biodiversidad. Además, el calentamiento de las aguas intensifica fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes y tormentas tropicales, que han causado estragos en diversas regiones del mundo.
El impacto en las comunidades costeras
Con el aumento del nivel del mar, las megaciudades costeras se encuentran en una situación crítica. La tasa de elevación del nivel del mar ha más que duplicado su velocidad en los últimos años, lo que amenaza la vida y los medios de subsistencia de millones de personas. La OMM advierte que este aumento persistirá a largo plazo, incluso si se logran reducir las emisiones de carbono. Las proyecciones climáticas indican que el calentamiento oceánico continuará, lo que plantea un desafío monumental para la humanidad.
Desafíos y oportunidades para el futuro
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha instado a los líderes mundiales a actuar con urgencia para mitigar el calentamiento global. La transición hacia energías renovables y la implementación de planes climáticos más ambiciosos son esenciales para enfrentar esta crisis. En Brasil, por ejemplo, el impacto del cambio climático en la agricultura ya se siente, afectando la seguridad alimentaria y exacerbando las desigualdades sociales. La próxima COP30 en Belém se presenta como una oportunidad crucial para avanzar en soluciones concretas y efectivas.


